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miguel rating:
6
7.2
402
Documentary
Documentary about the use of the word "Woman" and its nowdays cultural complexities which carries.
Language of the review:
- es
July 13, 2022
31 of 55 users found this review helpful
Había pensado en titular esta crítica "Muy necesaria", expresión desgastada por las feministas, pero no, aunque me hacía gracia, esta película no es necesaria.
Empecemos por las pegas:
Esto no es un documental, tal como se anuncia. De hecho está más cerca de ser una pieza de propaganda política que otra cosa. Hay alguna entrevistas interesantes, pero no profundiza demasiado en ninguna. Matt Walsh empieza la película sabiendo qué respuestas quiere conseguir de sus entrevistados, y las consigue. No hay espacio para descubrir nada. Además hace gala de un sesgo terriblemente conservador, de un conservadurismo mucho más polarizado y ridículo de lo que estamos acostumbrados a ver en España (el inicio y el final de la película dan vergüenza ajena) y en ocasiones es muy irrespetuoso (pienso por ejemplo en la entrevista al profesor universitario en la que le hace una pregunta pero sus respuestas están montadas con fundidos encadenados para hacer parecer que lo que dice es aburridísimo y no merece la pena escucharlo).
Pero incluso teniendo en cuenta esto, el visionado es impactante. Estamos presenciando en directo cómo funciona la disonancia cognitiva como resultado de la manipulación social. La gente, desde profesionales de la salud, sociólogos, políticos y personas de a pie, son incapaces de responder a la pregunta "¿Qué es una mujer?" no porque no sepan, sino porque está mal visto decir que una mujer es una persona del sexo femenino. De ahí que se refugien en un relativismo absoluto para no ser funados. Y mientras responden puedes ver el miedo en sus ojos. El hecho de que sea una obra tachada de transfóbica solo por el título o por el tráiler y que esté mal visto verla, solo insufla expectación.
También me interesa mucho ver el intercambio de ideas tan opuestas, incluso no estando de acuerdo con ninguno de los dos bandos. Pero aquí el documental falla, precisamente por ser propaganda. Matt no busca la verdad (como asegura en muchas ocasiones en la película) sino dejar en ridículo a sus adversarios. Y tampoco es que esté él muy cerca de la verdad.
Me parece una obra interesante, no desde el punto de vista documental ni desde el punto de vista artístico, sino exclusivamente como testimonio (aunque muy sesgado) de cómo la izquierda occidental se está convirtiendo en un sistema de ideas dogmático, controlador y coercitivo.
Y ahora, para que me funen bien funado, voy a dar mi opinión sobre el tema en cuestión en la sección de spoilers. Pasa, será divertido.
Empecemos por las pegas:
Esto no es un documental, tal como se anuncia. De hecho está más cerca de ser una pieza de propaganda política que otra cosa. Hay alguna entrevistas interesantes, pero no profundiza demasiado en ninguna. Matt Walsh empieza la película sabiendo qué respuestas quiere conseguir de sus entrevistados, y las consigue. No hay espacio para descubrir nada. Además hace gala de un sesgo terriblemente conservador, de un conservadurismo mucho más polarizado y ridículo de lo que estamos acostumbrados a ver en España (el inicio y el final de la película dan vergüenza ajena) y en ocasiones es muy irrespetuoso (pienso por ejemplo en la entrevista al profesor universitario en la que le hace una pregunta pero sus respuestas están montadas con fundidos encadenados para hacer parecer que lo que dice es aburridísimo y no merece la pena escucharlo).
Pero incluso teniendo en cuenta esto, el visionado es impactante. Estamos presenciando en directo cómo funciona la disonancia cognitiva como resultado de la manipulación social. La gente, desde profesionales de la salud, sociólogos, políticos y personas de a pie, son incapaces de responder a la pregunta "¿Qué es una mujer?" no porque no sepan, sino porque está mal visto decir que una mujer es una persona del sexo femenino. De ahí que se refugien en un relativismo absoluto para no ser funados. Y mientras responden puedes ver el miedo en sus ojos. El hecho de que sea una obra tachada de transfóbica solo por el título o por el tráiler y que esté mal visto verla, solo insufla expectación.
También me interesa mucho ver el intercambio de ideas tan opuestas, incluso no estando de acuerdo con ninguno de los dos bandos. Pero aquí el documental falla, precisamente por ser propaganda. Matt no busca la verdad (como asegura en muchas ocasiones en la película) sino dejar en ridículo a sus adversarios. Y tampoco es que esté él muy cerca de la verdad.
Me parece una obra interesante, no desde el punto de vista documental ni desde el punto de vista artístico, sino exclusivamente como testimonio (aunque muy sesgado) de cómo la izquierda occidental se está convirtiendo en un sistema de ideas dogmático, controlador y coercitivo.
Y ahora, para que me funen bien funado, voy a dar mi opinión sobre el tema en cuestión en la sección de spoilers. Pasa, será divertido.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Hay que hacer aquí una aclaración fundamental. Cualquiera que haya tenido aunque sea una clase de sociología en la universidad sabe que sexo y género no son lo mismo. El sexo se define por ciertas características biológicas, y solo hay dos en los humanos, hombre y mujer (las personas intersexuales existen, sí, pero no son un tercer sexo). El género es el conjunto de características sociales y culturales que se asocian a cada uno de los sexos: por ejemplo que jugar al fútbol y vestir de azul sea de chicos, y que llevar vestidos y el pelo largo sea de chicas.
Según esta definición, las personas no tienen género, solo sexo. Aún así soy consciente de que el género también se utiliza como categoría de características sociales. Por lo que, según esto, ser hombre es un género, ser mujer también, ser trans también, y te puedes inventar todos los que quieras mientras haya las suficientes diferencias socioculturales. Por eso esta definición me parece menos interesante y en realidad contraproducente. Crear más categorías crea más estereotipos y, en realidad, más rigidez, pues en cuanto una persona cambie de forma de ser, dejará de ser un del género X para ser del género Y. Perderemos ese objetivo de que un hombre y una mujer pueden ser de cualquier manera, por mucho que haya tendencias mayoritarias.
Desde siempre el género ha sido una forma de control social. Uno no era un verdadero hombre si no cumplía ciertos estereotipos y lo mismo para las mujeres. Y quien se salía de su rol social era castigado, marginado, vilipendiado y rechazado. Es precisamente la rigidez de los estereotipos de género lo que nos queremos quitar de encima. Un chico puede llevar el pelo largo y una chica puede jugar al fútbol. Incluso el feminismo ha querido históricamente deshacerse de estos prejuicios de género. Una mujer es mujer porque nace mujer, no porque adopte un rol determinado en la sociedad.
Pero ahora llega la teoría queer y una mujer es mujer por sus características de género. Un chico se pone extensiones, bubis, maquillaje y vestidos rosas, amarillos o pastel, te pide que le llames en femenino y que digas que es una mujer, una mujer real, y tienes que aceptar, como hace 80 años, que una mujer de verdad es aquella persona que se adapta al género femenino; o los gender fluid, que cuando visten falda y se ponen maquillaje son mujeres, pero cuando visten pantalón y vaquero, son hombres. Si lo pensáis bien, es muy retrógrado. Yo me considero de izquierdas, pero no puedo con esto, aquí hay más contradicciones que en la Biblia. Por una parte te dicen que la ropa no tiene género, pero luego, hala, me pongo falda y soy mujer. ¿En qué quedamos? Ahora mismo la teoría queer es imparable, como demuestra esta película, la han adoptado todos los agente políticos de la izquierda occidental. Veremos hasta dónde llega. Igual Rusia nos tira una bomba nuclear y se acaba la discusión.
Y ya para acabar la reflexión me voy a volver a meter con Matt Walsh. Y es que la derecha conservadora de EEUU tampoco necesita a nadie para ridiculizarse a sí misma. Empieza la película reflexionando sobre qué es ser hombre y mujer y ponen imágenes de niños y niñas ultra estereotipados, como si eso fuese ser hombre y mujer. ¡No, Matt, eso también es construcción de género, pedazo de ameba con patas! Y el final... le pregunta a su esposa "¿qué es una mujer?" y ella, que está en la cocina haciendo la comida (¡toma ya! Es que como es una mujer... a la cocina, su hábitat) responde "una persona adulta del sexo femenino... que necesita ayuda para abrir un tarro". Os lo juro, dice eso, no me lo estoy inventando. ¿Os lo podéis creer? Hay que joderse.
En cualquier caso, la sociedad se está polarizando. Creo firmemente que los debates respetuosos entre puntos de vista distintos u opuestos son muy constructivos. Pero claro, estamos en la era de Internet, pudiendo no relacionarte con gente que no piensa igual que tú, ¿pa qué? Mejor ser intolerante con las ideas de los demás.
Según esta definición, las personas no tienen género, solo sexo. Aún así soy consciente de que el género también se utiliza como categoría de características sociales. Por lo que, según esto, ser hombre es un género, ser mujer también, ser trans también, y te puedes inventar todos los que quieras mientras haya las suficientes diferencias socioculturales. Por eso esta definición me parece menos interesante y en realidad contraproducente. Crear más categorías crea más estereotipos y, en realidad, más rigidez, pues en cuanto una persona cambie de forma de ser, dejará de ser un del género X para ser del género Y. Perderemos ese objetivo de que un hombre y una mujer pueden ser de cualquier manera, por mucho que haya tendencias mayoritarias.
Desde siempre el género ha sido una forma de control social. Uno no era un verdadero hombre si no cumplía ciertos estereotipos y lo mismo para las mujeres. Y quien se salía de su rol social era castigado, marginado, vilipendiado y rechazado. Es precisamente la rigidez de los estereotipos de género lo que nos queremos quitar de encima. Un chico puede llevar el pelo largo y una chica puede jugar al fútbol. Incluso el feminismo ha querido históricamente deshacerse de estos prejuicios de género. Una mujer es mujer porque nace mujer, no porque adopte un rol determinado en la sociedad.
Pero ahora llega la teoría queer y una mujer es mujer por sus características de género. Un chico se pone extensiones, bubis, maquillaje y vestidos rosas, amarillos o pastel, te pide que le llames en femenino y que digas que es una mujer, una mujer real, y tienes que aceptar, como hace 80 años, que una mujer de verdad es aquella persona que se adapta al género femenino; o los gender fluid, que cuando visten falda y se ponen maquillaje son mujeres, pero cuando visten pantalón y vaquero, son hombres. Si lo pensáis bien, es muy retrógrado. Yo me considero de izquierdas, pero no puedo con esto, aquí hay más contradicciones que en la Biblia. Por una parte te dicen que la ropa no tiene género, pero luego, hala, me pongo falda y soy mujer. ¿En qué quedamos? Ahora mismo la teoría queer es imparable, como demuestra esta película, la han adoptado todos los agente políticos de la izquierda occidental. Veremos hasta dónde llega. Igual Rusia nos tira una bomba nuclear y se acaba la discusión.
Y ya para acabar la reflexión me voy a volver a meter con Matt Walsh. Y es que la derecha conservadora de EEUU tampoco necesita a nadie para ridiculizarse a sí misma. Empieza la película reflexionando sobre qué es ser hombre y mujer y ponen imágenes de niños y niñas ultra estereotipados, como si eso fuese ser hombre y mujer. ¡No, Matt, eso también es construcción de género, pedazo de ameba con patas! Y el final... le pregunta a su esposa "¿qué es una mujer?" y ella, que está en la cocina haciendo la comida (¡toma ya! Es que como es una mujer... a la cocina, su hábitat) responde "una persona adulta del sexo femenino... que necesita ayuda para abrir un tarro". Os lo juro, dice eso, no me lo estoy inventando. ¿Os lo podéis creer? Hay que joderse.
En cualquier caso, la sociedad se está polarizando. Creo firmemente que los debates respetuosos entre puntos de vista distintos u opuestos son muy constructivos. Pero claro, estamos en la era de Internet, pudiendo no relacionarte con gente que no piensa igual que tú, ¿pa qué? Mejor ser intolerante con las ideas de los demás.