paña y Argentina son una combinación fantástica para producir y aunar fuerzas en la creación de buen cine en estos últimos anos (Relatos salvajes, Truman). La película "Al final del túnel" no es una excepción.

El objetivo del director esta bien clarito: "Quiero un thriller y para ello debo utilizar todos los elementos necesarios para ello, ¡los mejores!". Pues señor, lo ha conseguido. La trama completa esta muy bien articulada. Y lo mejor de la película es el ritmo in crescendo y la tensión a dosis continuas, aunque tenga algún lapso flojo al principio. Sin embargo, esta obra no se eleva en las mayúsculas del Gran Cine por una razón: el exceso de artefactos propios de los thrillers.

Es la democratización del buen cine. Al igual que cualquier bar o negocio puede copiar los mejores estilos de decoración siguiendo los patrones de Pinterest, y tener un bar mas indie que todos los locales de Berlín juntos, hacer un collage de buen cine también es un poquito mas fácil: esta todo bien estudiado hoy día. Aunque la película intenta ser sutil, dejando intuir la trama al espectador sin ser explícito, al final el exceso de artefactos "thrillerianos" no deja demasiado espacio para esa necesaria sugestión, interpretación personal o confrontación de lo desconocido. Como en la música, hacen falta los silencios para transmitir.

Es una película muy cuidada y se hace una increíble explotación de los confinados escenarios de la película. La casa es, digamos, un actor más de la película, que tiene un gran impacto en el desarrollo e interacción de los personajes. Las plantas inaccesibles y alejadas, o comunes en la planta baja, confieren un contexto muy distinto a cada momento, que agiliza la trama.

Recomendada sobre todo en pantalla grande.