En los diez primeros minutos a un endemoniado ritmo de videoclip, con frenéticos y mareantes movimientos de cámara y con una susurrante voz femenina en off presentando a los personajes, tenemos aparte de un tiroteo entre dos tipos que están a punto de tirar a un tercero por un tejado (uno de los cuales es el bueno de Danny Trejo) y otro que por motivos financieros aparece para impedirlo (Steven Bauer, si, el Manny de El precio del poder, aunque no aparece en los créditos), al últimamente habitual en las crónicas de sucesos hollywoodienses Tom Sizemore, (debe de tener algún problema motriz, pues en todas sus escenas aparece sentado detrás de un escritorio), como jefe mafioso, al porn star experto en auto felaciones (Ron Jeremy), como jefe de un garito rodeado de unos pibones que presumo que no deben de andar muy lejos de las ocupaciones habituales de dicho Mr. Jeremy y el que faltaba para el duro (C. Thomas Howell en el papel de vagabundo, también ausente en los créditos).
A partir de aquí y con los mimbres anteriormente mencionados, no esperaba una obra maestra, pero si algo medianamente entretenido, pero que si quieres arroz Catalina, lo que en realidad es esto, es un bodrio infumable que no hay por donde cogerlo y en el que a través de un montaje mareante e infernal (continuos saltos adelante y atrás en el tiempo y aceleración de imagen al estilo del peor Tony Scott), una fotografía cochambrosa y un guion penoso, nos intentan vender como un innovador ejercicio de estilo, cuando, insisto, es tan solo una mierda como el sombrero de un picador, que no la salva ni el bueno de Danny Trejo repartiendo estopa en las escasa ocasiones que lo hace.
El Alan Pao este, me engaño con Loaded y lo ha vuelto a hacer con esta que nos ocupa, pero en la próxima ni aunque salgan Robert de Niro y Al Pacino me la vuelve a colar.