Que los dos agentes del FBI que la iban a ayudar sean también delincuentes se ve venir un poco, pero aun así es un giro cumplidor. El hecho de que ella le de a los malos un diamante falso es otro giro que, sin embargo, no está tan bien aprovechado. Lo malo viene después:

* El agente del FBI que la interroga la cree de buenas a primeras. Lógico.

* Los delincuentes han dejado en su guarida pruebas que refuerzan la historia de la protagonista de que ha sido víctima de un engaño. Normal, ¿para qué limpiar los rastros?

* Los cómplices del ex marido son capturados demasiado rápidamente y uno de ellos en su propio lugar de trabajo. ¿En serio pensaban que la prota no iba a identificarlos?

* La protagonista es puesta en libertad porque el museo no presenta cargos contra ella (?) y se va a una cabaña con su familia (topicazo), a pesar de que su ex marido (recordemos, un criminal convicto que lo primero que ha hecho al salir de la carcel es ir a fastidiarle la vida) no ha sido todavía capturado.

* El ex marido va a la cabaña a hacer un último intento de vengarse. La prota y su esposo lo reducen con un bate, pero a pesar de tenerlo inconsciente en el suelo ni lo atan, ni le dan más golpes, ¡¡¡ni le quitan la pistola de la mano!!!. Sólo se les ocurre correr y darle tiempo a que se despierte y los persiga. En cualquier circunstancia, esto habria acabado con los buenos en una caja de pino, pero como el ex marido malvado es una birria de villano que se deja apalizar con una facilidad pasmosa... pues eso, el malo a la cárcel y familia feliz.