Año 37, una vez más la Academia premió a un corto de Disney y bien merecido, podemos observar el avance que iba teniendo la animación y como se iba preparando el material para lo que más tarde serían los primeros largos como Blancanieves, La cenicienta o Pinocho, largos donde podemos ver los mismos elementos de estos cortos, animación de animales y de elementos naturales que tomarán personalidad propia y mostrando sentimientos y actos propios del hombre.
El diseño de los elementos va mejorando considerablemente al igual que la personalidad que se otorgan a los elementos pero lo mejor de todo son los valores humanos de ternura que encierran sus protagonistas, la música, el ambiente hacen del corto una historia de ensueño, un corto agradable de ver por la inocencia de sus personajes y de su historia, una animación muy lejos de la actual pero nos sirve para no olvidar la inocencia de nuestra infancia.
La humanidad que desprenden estos cortos son dignos de ver pues hacen al ser humano recordar una etapa de sus vidas ya bastante olvidada, así que siéntense y recuerden su infancia.