El film, contado con voz en off por parte de uno de los protagonistas cuenta la historia de unos niños que cometen un homicidio de forma involuntaria y son condenados a pasar una temporada en un reformatorio. Dicha estancia marcará profundamente las vidas de los infantes, sobretodo grácias al cruel carcelero (interpretado por Kevin Bacon) el cual no sólo los humilla física y mentalmente sino que además abusa de ellos sexualmente.

Años después, dos de ellos se convertirán en dos peligrosos criminales y otros dos aparentemente habrán rehecho sus vidas aunque la procesión irá por dentro y tendrán las mismas ganas de revancha que sus otros amigos. Con esta trama, el director Barry Levison construye una efectiva película en la que no se escatiman escenas duras, gozando además de un reparto de muy alto nivel (Robert De Niro, Dustin Hoffman, Kevin Bacon, Brad Pitt, Jason Patric, Vittorio Gasman...).

Sin embargo, el director se recrea demasiado en los hechos, y en los personajes, alargando innecesariamente el film, y haciéndole perder hacia el final parte de la fuerza inicial. No deja de ser una historia de vengana, aunque eso si, una historia bien contada y bien facturada.