Tercera película.
Es la tercera película de Ben Affleck como director. Tan sólo la tercera. Y ya es uno de los realizadores más interesantes y personales del cine americano.
Argo no es perfecta. no es tan buena como su predecesora, The Town. Y tampoco es la obra maestra que se está vendiendo, pero aun así es buenísima. Interesante. Elegante. Está rodada por Affleck con nervio, inteligentes encuadres visuales, y ese algo que es tan difícil de conseguir cuando se rueda, que es el sabor añejo a cine clásico, a los años 70, a realizadores de esos que arrancaban los aplausos de toda la platea con historias bien rodadas que interesaban y conmovían. Qué fácil... y a la vez qué difícil de hacer sin caer en la mediocridad. Affleck lo logra, porque es uno de los nuestros, porque ha mamado ese cine de Scorsese, Frankenheimer, Friedkin, Coppola.
Además, hay que reconocerle a Affleck que, como George Clooney en Los idus de marzo, se ciña a la historia que está contado y no caiga ni en el panfleto ni en el maniqueísmo. Mano a mano con su guionista, Chris Terrio, lleva la narración con agilidad, sin prisa pero tampoco sin pausa, dominando cada momento con una brillantez impropia de alguien tan pipiolo como él en estas lides. Además, como actor, está mejor que de costumbre, porque se enfrenta a su trabajo con humildad, sabiendo muy bien que él no es la estrella delante de la cámara, y que hay otros actores mejores que él por ahí (como por ejemplo, John Goodman y Alan Arkin, impecables).
Lástima que, en algunos momentos, se pierda un poco el norte con el ritmo de la película, y lástima que la historia, tan desconocida y curiosa, no acabe de fascinar como podría haberlo hecho. En otras palabras, no da sensación de película de esas que se desean ver una y otra vez. Pero merece la pena ser vista, disfrutada y digerida con tiempo y meditación.

Lo mejor: La labor de Affleck como director, y la inteligencia del libreto de Terrio.
Lo peor: Por mucho que lo intente, no consigue emocionar ni fascinar tanto como pretende, y en ocasiones el ritmo es demasiado pausado.