Port Authority es un poco la versión moderna de los nuevos tiempos de la fabulosa Juego de lágrimas, de Neil Jordan.
Por suerte, las relaciones entre personas cisgénero y personas trans ha cambiado, y el cine así lo refleja en esta película, en la que ya no hay "sorpresa" de última hora ni malos entendidos por el aspecto de la persona trans. Lo que vemos en Port Authority es simplemente una historia de amor en el contexto del ballroom neoyorquino, en la que dos soñadores se conocen, se enamoran y se divierten en la noche de Manhattan. Ayuda mucho la interpretación tan apasionada de Fionn Whitehead (visto en Dunkerque y la película interactiva de Black Mirror, Bandersnatch) y sobre todo Leyna Bloom. Tienen una química excelente, y eso se traslada al espectador a través de la pantalla.
Sin duda le faltan más entretenimiento y unos personajes secundarios más interesantes, pero es una cinta interesante, de mensaje importante en favor de la igualdad y la integración y que reivindica el amor puro, independientemente de géneros y cuerpos.

Lo mejor: La química entre Whitehead y Bloom, y el retrato que hace de las personas trans.
Lo peor: No es una obra maestra.