Apañada primera secuela en la Universal de la ya mítica (aunque no demasiado buena película) "La momia".
Como tuvo gran éxito se intentó (y se logró en gran parte) repetir el éxito económico de aquella, pero teniendo notables diferencias.
En primer lugar, esta es más festiva, con no pocos momentos de humor a cargo, tanto del personaje de Wallace Ford como del correspondiente al gran Cecil Kellaway. También que no es tan terrorífica, es decir, que el clímax que impregna el filme es más bien de intriga fantástica, que de miedo.
El resultado es bastante menor, pero que, aún con los años transcurridos desde su rodaje sigue conservando algo del aura de antaño al ser discreta en cuanto a sus resultados cinematográficos puros pero manteniendo la entrañabilidad de sus personajes y un cierto aire ingenuo que la redime en gran parte.
Asimismo, sus elementos técnicos siguen siendo aparentes, como la buena fotografía en blanco y negro de Elwood Bredell.
En definitiva, no está mal.

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