“Very Bad Things” sigue siendo lo que recuerdas, una gamberrada divertida, sin grandes pretensiones, que lo único que busca es entretener.

Eso no quita que no sea, como casi todas sus coetáneas, una película cutre, pobremente rodada, llena de escenas de relleno por falta de contenido y background, y que funciona con muy pocos elementos y, por tanto, el resto le estorba. Esto provoca que los diálogos sean, mayoritariamente, puro ruido, y que los que se entiendan estén poco afilados, que algunas escenas estén mal resueltas, que el desenlace esté atropellado y sobre anunciado, y que los protagonistas sean fulano 1, fulano 2, 3 y 4, junto a Cristhian Slater (que hay que ser poco carismático para que te robe el foco el jodido Christian Slater).

Pero como he comentado con otra películas (Robocop, Rápida y mortal), todas estas cosas importan poco si la intención de entretener es realmente genuina, y aquí, realmente lo es. Además es una película que se atreve a subir la apuesta constántemente cuando fácilmente podría haberse quedado atascada en el potente detonante. Lo que hace que sea una experiencia divertida incluso a día de hoy. Afirmación que no pueden sostener la mayoría de sus contemporáneas, que si no pinchan por ser básicas y tramposas a rabiar, es porque provocan sida visual.