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Spain Spain · Barcelona
Tombol rating:
6
Romance. Drama In 1944, a company of German soldiers on the Russian front are numbed by the horrors and hardships of war when Private Ernst Graeber's long awaited furlough comes through. Back home in Germany, he finds his home bombed. While hopelessly searching for his parents, he meets lovely Elizabeth Kruse, daughter of a political prisoner; together they try to wrest sanity and survival from a world full of hatred.
Language of the review:
  • es
February 16, 2024
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"¿No es hora ya de dejar de acatar órdenes y responsabilizarnos? " "Cada hombre debe tomar la decisión por sí mismo" (lo dice el soldado Graeber). Esto es lo nuclear de todo el filme. Todo en dos frases. Dos frases en 126 minutos. Dos frases que valen ese tiempo de visionado.

Se me hizo algo largo el metraje. No es que le sobren escenas, pero me faltó fuerza. Me sobró blandería.

Debió ser de las primeras películas en las que, tras la Gran Guerra, se lavó la cara a las tropas alemanas.

Refleja, una vez más, otra realidad incuestionable: El individuo común es un monigote de usar y tirar por los poderes que están por encima de él. El Estado, a través de su aparato militar, es el gran aniquilador. Aniquilador de la libertad, del amor, de la convivencia. En la película observamos al ejército alemán, pero vale la norma para cualquier otro ejército. No entender eso es no entender nada.

¿Cuántos Graebers (el personaje de John Gavin) habrá en la vida que habrán asesinado por obedecer órdenes? o sin ir tan lejos ¿cuántas acciones contra su libertad de conciencia por obedecer órdenes?

Douglas Sirk trata de reflejar la represión del Estado alemán sobre sus ciudadanos, fomentando la mentira y la ocultación, el odio y la intolerancia. Eso también valdría para cualquier Estado que base su poder en el engaño y en la coerción. ¿Qué Estados se salvan?

Mi resultó interesada tanta exaltación del consumo de alcohol. Se entiende que, para no tener que pensar, era la mejor solución. Pero en unos personajes como los protagonistas (la pareja), que denotan más conciencia que la mayoría, con más sensibilidad... ¿Cómo es que les brillan tanto los ojos cuando les ponen delante una botella de brandy o de vino?(y tantas veces).

La escena final rebosa coherencia y nos vuelve a llevar a lo que puse al principio de la crítica.


La película, como película en su conjunto, me pareció que no tenía el empaque de las grandes obras. En mi opinión el 7,6 a día de hoy, es desmedido. Pero como se pueden rescatar los puntos positivos que he señalado, mi nota va a ser 6,4.
Tombol
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