Bella, sobria y emotiva película con tintes autobiográficos, en el que Malle relata la cotidianeidad de un colegio católico durante los años de la ocupación alemana en Francia, en la segunda Guerra Mundial.
A través de Julien, un alumno de ese internado, el autor además de hacer un magnífico retrato de la adolescencia de los niños de la guerra, ejemplifica muy bien las diferentes posturas de Francia durante el conflicto.
El colaboracionismo, la Resistencia, la pasividad o la indiferencia, la ocultación de los perseguidos, en este caso judíos...Todas estas mentalidades y actitudes se verán reflejadas en el microcosmos del colegio, mientras Julien irá descubriendo en su proceso de crecimiento, la amistad, la delación, la traición, el miedo y la tolerancia en un film de estilo realista y austero, en el que la fuerza de la historia se presenta desnuda y sin adornos como la vida misma.
Esta ausencia de carga dramática al que no estamos acostumbrados, es posible que resulte a muchos lo que se describe como película lenta y pausada. Narra los acontecimientos del día a día, sin que parezca que nada relevante ocurre.
Sin embargo, ocurren muchas cosas. Descubrimos a muchas personas. Y sin juzgar ni tomar partido, Malle pone al descubierto con gran rigor y extrema sutileza y sobre todo con honestidad, todo el abanico de conductas humanas, resultando un film tierno, emotivo y duro y sobre todo, real, muy real.
Creo que es un gran documento social, de lo que fueron aquellos años en Francia. Muy recomendable.