¿ Por qué hay que ver sí o sí esta película?.
Las razones son muchas y las pienso señalar pero la primera y más importante. Cole Porter. Grande entre los grandes. Su canción " Noche y día", inmortalizada en uno de esos bailes de Fred y Gingers, abrazados, danzando y girando al unísono al compás de esta bella canción, los pies ligeros de Fred, el revoloteo del vestido de Ginger, música, poesía, danza, armonía, belleza y elegancia nos transportan unos minutos al cielo.
" Como el tum, tum, tum del tambor
cuando las sombras de la selva caen;
como el tic, tic, tac del reloj señorial,
cuando está contra la pared.
Como el gota a gota de la lluvia,
cuando un baño tropical pasa;
Así una voz dentro de mí no deja de repetir:
" Tú", " tú", " tú"...
Noche y día, eres la única,
sólo tú bajo la luna y debajo del sol.
Ya sea cerca o lejos de mí; no importa, querida,
dónde estés,
yo pienso en ti
noche y día
día y noche. ¿ Por qué será que este anhelo por ti
me sigue doquiera que voy?
En el tráfico ensordecedor, en el silencio de mi solitaria habitación.
yo pienso en ti
noche y día.
Noche y día,
bajo mi piel, hay un ! Ay! deseo hambriento ardiendo
dentro de mí;
Y su tormento no tendrá fin,
hasta que me dejes pasar la vida haciéndote el amor
Día y noche...noche y día!.
Y claro, Ginger cae rota. ! Como pa no!.
! Ah!, pero no es el único número imprescindible. El número del Continental, larguísimo ( los no amantes del musical hagan el favor de abstenerse), es soberbio con una coreografía a medio camino entre las geometrías de Berkeley, mezcladas con las de nuestra pareja sin faltar toque humorístico por en medio, donde incluso vemos bailar unos segundos a Eric Blore o a cantar al italiano hortera que interpreta Erik Rhodes, a mí me resulta un prodigio de hermosura. Tampoco quiero dejar de mencionar una de las primeras apariciones del cine de Betty Grable como animadora del hotel que incita a bailar a ! Everett Horton!.
Y el pequeño número final de Fred y Ginger bailando por encima de los muebles. En fin, una delicia.
Pero es que como comedia también es simpatiquísima. Una trama sencilla escorada hacia la screwball con Everett Horton, Alice Brady, Erik Rhodes y Erik Blore. ¿ Creen ustedes que con semejantes secundarios esta trama, por muy sencilla que sea, puede dejar de arrancar múltiples sonrisas?.
En fin, que no puedo evitar cabrearme. La mayoría de usuarios a los que sigo habitualmente no le conceden más que una tibia nota y, creo, que están muy equivocados. No la han repasado bien.
Y Sandrich, ! oh Dios!. ! Qué injusticia se ha cometido con este director. Ha firmado los mejores musicales de la mejor pareja de bailarines de la Historia del Cine, películas convertidas en patrimonio cultural y nadie le dedica ni un pequeño comentario. Y todo por la simple razón de comprender, con gran humildad, que sus estrellas eran las verdaderas protagonistas y poner su cámara al servicio de ellas, invisibilizándola lo más posible para poner el arte de los protagonistas ante los ojos del espectador sin ninguna traba.! Éste es el premio que recibe a su modestia!.
Tendría que haber hecho como todos estos endiosados y mareantes directores a los que se les hace la ola. Empezar a menear la cámara de arriba a abajo, enfocar las manos de los artistas en primer plano para aportar un toque de originalidad y, en vez de mostrar sus bailes, enfocar a la aceituna de los dry martinis de los figurantes.
! Diez Oscars le avalarían entonces, seguro!.