El prestigioso escritor, guionista y director Philippe Claudel, se pone detrás de cámara para traernos el drama —si se quiere existencial—, de Juliette (Kristin Scott Thomas), quien tras pasar 15 años de cárcel, una hermana llamada Léa (Elsa Zylberstein) decide “darle una mano”.

Es tanto el tiempo sin comunicarse entre ambas hermanas y sin relación epistolar alguna, lo que permite que el reencuentro entre Juliette y su hermana tenga el tono pausado y nada asfixiante de quienes buscan la reconciliación y sin culpabilidad redentora (sobresaliendo en este sentido la capacidad histriónica de Scott Thomas)

Visto así el asunto, el film “Il y a longtemps que je t'aime” (“Hace mucho tiempo que te quiero”) nos habla de la capacidad de enmendar el camino a seguir por parte del ser humano, que no quiere seguir detrás de cárceles (metafóricamente hablando) y afrontar las experiencias de “la nueva vida”.

Por último, un final sin intenciones plurales para ser consecuente con lo que se es entre ambas hermanas. Un ejemplo a seguir por la humanidad, pues ¡qué difíciles somos los seres humanos!

Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)