Tess es una película preciosista, cada escena parece una pintura, un cuadro de época digno de estar en una pinacoteca, pero al igual que la bella Tess creo que su belleza es su perdición.

La belleza formal de la obra hace que pierda esa intensidad que poseen otras obras de Polanski más sucias, más contemporáneas y cercanas.

Estaba tan absorto recreándome en la belleza de los escenarios, esas majestuosas puestas de sol, esas increíbles tomas de las espigadoras que parecen salidas de un cuadro de Millet, la hermosura salvaje de Natassja... que me olvidé de que dentro de ese cuadro preciosista hay personas que están teniendo emociones al límite, el conjunto de la obra se me antojó un tanto fría al final.

Mi conclusión es que Tess es una obra que está por encima de cualquier melodrama (odio esa palabra) amoroso de época que se haya hecho nunca, pero del genio polaco siempre espero algo más, es injusto, lo sé.

Pero de un director que ha firmado obras como Lunas de hiel o Repulsión siempre espero que de un giro de tuerca más a todo lo que hace y se adentre en lo desconocido, en la oscuridad de alma entrando por nuestras retinas, este no es el caso y el resultado es una obra hermosa para nuestros sentidos con una fotografía y banda sonora perfectas, pero carente de intensidad y emoción para nuestro corazón.

Un bello óleo que no te remueve las entrañas.