Qué título más chorra, pero me ha gustado el juego de palabras, además podría decirse que la película conjuga la comercialidad de la canción de Blur con el experimentalismo de la de Radiohead y así quedo guay. El caso es que con este director tengo una relación amor odio que me lleva por el camino de los mil demonios, me encantan sus historias y su forma diferente de hacer cine, pero por eso mismo en algunos momentos me desespero y desgañito por que la acción fluya y no se quede estancada en el plano secuencia mantenido de turno.
Me hubiera gustado más leer algunas páginas de su historia, por que el protagonista tiene mucho carisma, en lugar de verle caminar enchepado a cámara lenta por un pasillo, verle charlar más con sus colegas en vez de ver dos veces la misma escena, ver algún truco expresivo de fotografía o de sonido sacado de la chistera y no algunas de esas tomas que están rodadas que parece que el director ha posado la cámara en una silla del salón y se ha ido a tomar un café. Se ve todo demasiado frio y distante por parte de los protagonistas y solo la escena de la ducha muestra un poco de expresividad visual. Al final no sabes si se te ha hecho larga o corta, es una situación extraña pero supongo que es el precio a pagar por no caer en los convencionalismos narrativos de los que Van Sant es alérgico.
La escena del guardavías es impresionante, se queda grabada.