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Argentina Argentina · Hija no reconocida de Madonna
Ketty Analfer D rating:
8
Comedy. Drama Master guitar-playing jazz genius of the 30s, Emmet Ray is only rivalled by the man with whom he is obsessed: the legendary Django Reinhardt. The off-stage Emmet is an arrogant, uncouth womanizer who drinks too much and gets off shooting at rats. One day he meets Hattie, a mute girl with whom he enters a relationship much too serious for his liking.
Language of the review:
  • es
May 13, 2013
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La realidad es que cuando veo a Woody Allen y compañía hacer la introducción de este personaje llego delirar con que va a hablar de alguien real, es tanto el amor de Allen para con su personaje que casi lo mitifica. Es verdaderamente un placer escuchar a un creador como Allen hablar tan convencido de su creación, relatar la "leyenda" como real de una forma tan fluida que te la crees.

Aunque narrativamente tienda a parecerse a un documental, es clarísimo que Allen no busca tanto un falso documental sino que juega a encerrar la magia que hizo único a un personaje -aunque sea producto de su imaginación-, no baja la fantasía a tierra, la deja fluir alcanzando grados de realismo mágico. Incluso llega a materializar la fantasía -en la gasolinera, cuando dice que la leyenda no es fiable porque el que la cuenta es un exagerado- sin buscar lógica alguna.

Es una comedia y tiene los clásicos gags allenescos que siempre son como una brisa de aire fresco entre tanto plagio y remake, originalidad pura en su forma de hacer humor, escenas como la luna que aparece en el póster, o la triple teoría de la gasolinera. Pero afiladamente Woody coloca un hilo de melancolía en el trasfondo, al contar la biografía de un artista frustrado por un exceso de egocentrismo y una obsesión con un Django que se interponía entre él y el éxito, lo que concluye en una gran excusa para ser un completo perdedor; algo que me recordó a "El audaz" (Robert Rossen, 1961) donde uno de los personajes (George C. Scott) dice "los perdedores siempre tienen una excusa para perder", algo que se aplica a Ray (Sean Penn), un tipo talentoso que de cierta forma pone excusas -como Django- para no comprometerse con su carrera.

Un Sean Penn inspiradísimo, incluso mejor que en "Mi nombre es Sam" (Jesse Nelson, 2001) o que en "Milk" (Gus Van Sant, 2008), le da un carisma a un personaje que lejos de parecer déspota termina por lucir casi como un soñador. Además unos secundarios geniales y acertadísimos, destacar a una sensual Thurman y a una inocente Morton que nunca estuvo mejor en toda su carrera como en "Dulce y melancólico" (título latinoamericano).

La música jazz es un clásico infaltable en films de Allen y aquí como de costumbre es un prodigio.

Sin duda no es de las mejores de Allen, pero aún con errores y detalles mejorables creo que se erige por encima de la competencia. Destacar que es de las pocas películas de Allen que funcionan tan bien sin tenerlo a él como parte del reparto, excepto por esas entrevistas que quisieras que duraran más, la verdad es un placer escuchar al maestro.

Lo mejor: la forma que tiene Allen de encarar el film, tratando de mitificar a su personaje ficticio y hablando de él como si fuera una verdadera leyenda.
Lo peor: elementos de la vida del personaje no están del todo bien tratados. Pese a que Allen se luce con detalles como el trauma con los trenes o el tiro a blanco de las ratas, hay algo tal vez en la infancia del personaje que Allen se olvida de contar para que entendamos a este tipo completamente, porque eso de que creció en el prostíbulo es muy poco.
Ketty Analfer D
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