Uno pensaría que al tratarse de la cuarta entrega de una franquicia, esta debería mostrar ya signos de agotamiento, que inevitablemente la llevarían (tarde o temprano) hacia el anhelado final, pero con esta saga que tiene nombre y apellido, sucede algo curioso, ya que cuando cada película acaba, el espectador termina pidiendo más y más.

Con esta cuarta entrega del temido "Baba Yaga", sucede de igual manera, ya que ni su extenso metraje es un obstáculo para poder disfrutar de "cabo a rabo" un verdadero show de acción y destrucción con la respectiva "marca de la casa" y que desde la segunda entrega han aumentado la apuesta al "más grande y explosivo" mejor.

El director Chad Stahelski sigue manteniéndose fiel en cuanto a estilo se refiere y sobre todo en ampliar el universo y la mitología de nuestro asesino favorito, cuya riqueza visual continua inalterable y su toque artesanal en cuanto a escenas de acción se refiere, le otorgan una riqueza única a todo el conjunto.

Y es que ver que una película que empezó como una sencilla (pero directa) y seca venganza, continuó como una experimentación expandiendo sus propios códigos, los explotó y amplió aún más en la tercera entrega, finalmente ha combinado todas las anteriores para incluso incluir además guiños y referencias de lo más dispares como el cine sobre sociedades secretas, yakuzas, a ratos como un "western disfrazado" o como un "street survival" puro y duro.

Incluso a ratos coquetea con el cine super-heroico o recuerda a un videojuego y aún así, todo siga funcionando perfectamente, es en definitiva una "rara avis" difícil de encontrar en el cine contemporáneo. Sobre el reparto, de nuevo un imperial Keanu Reeves vuelve a "repartir" lo que mejor sabe a todo aquel que se le ponga en frente. Es impresionante como el actor ha logrado convertir a su "John Wick" en un ícono dentro del género, algo al alcance de muy pocos intérpretes.

A su lado el legendario Donnie Yen se luce en un rol que promete a futuro. A su lado se dejan ver Bill Skarsgård, Hiroyuki Sanada, Rina Sawayama, Marko Zaror, Natalia Tena y por supuesto los infaltables compañeros del protagonista como son Ian McShane, Laurence Fishburne y Lance Reddick, éste último fallecido recientemente.

Ya para finalizar destacar en la banda sonora la música compuesta por el experimentadoTyler Bates y Joel J. Richard y claro, el brillante manejo de la luz en la exquisita fotografía de Dan Laustsen, especialmente en las escenas nocturnas.

Brutal y sin concesiones, eso quería, y eso recibí. Estoy más que satisfecho.