Incluso su estética tiene un estilo surrealista con ese perturbador comienzo en el que parece que vemos algo pero no se ve nada. Joe Dante firma uno de sus mejores trabajos con una película de hombres lobo diferente. Estupendos efectos visuales y un festival de incontrolables emociones de todo tipo. Dante narra la historia como si los licántropos fueran una comuna en la que perpetúan su especie a base de mantenerse escondidos bajo la piel de personas necesitadas de apoyo psiquiátrico, a su club intentan llevar a aquellas personas que pueden proporcionarles todo tipo de ayuda y mantener de esa manera su secreto bien guardado. Razón por la que la locutora de televisión se convierte en uno de sus objetivos prioritarios y centra la atención del film. Junto con “Un hombre lobo americano en Londres” con la que comparte época, otro excepcional ejemplo de cómo hacer una película interesante sin recurrir constantemente a matanzas innecesarias y repetitivas, convirtiendo a sus personajes en los auténticos protagonistas de la trama. Un film con argumento que empieza con el mismo entusiasmo con el que concluye.