Una obra mucho más madura que la bisoñez del director nos indica. Reposada, con enjundia y contenido, diálogos que siempre quieren dejar algo al espectador.

Bien rodada, bien fotografiada, excelentemente ambientada. Jonás quiere a Madrid como Woody ama NY. Y es que Madrid es un personaje más dentro de la historia, un Madrid castizo, también moderno, caluroso, pringoso del aceite y el humo de las verbenas que salpican, una tras otra el agosto madrileño.

La interpretación de Itsaso Arana es justo lo que el personaje y, por ende, la película necesita: tenemos actriz, sin duda.

Leo en las críticas que comparan el estilo pausado, meditado, medido, de Trueba con el del maestro Eric Rohmer. Quizás, sí, por ahí van los tiros. Si te gustaba el gigante francés, te gustará esta película. Por cierto, el cartel de la película es precioso. Y se estreno el día de la Virgen de Agosto, está claro que el simbolismo también importa.

Un director que no conocía y al que voy a seguir, tengo que descubrir sus películas anteriores porque estoy seguro que en la génesis de su obra también encontraré bocados de cine. Un descubrimiento, vaya.