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Luis Guillermo Cardona rating:
9
Comedy Country Doctor, Jack Jackson (Lloyd) is called in to treat the Sick-Little-Well-Girl (Davis), who has been making Dr. Saulsbourg and is sanitarium very rich, after years of unsuccessful treatment. His old-fashioned methods do the trick and the quack is sent packing.
Language of the review:
  • es
July 26, 2010
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No abundan los médicos que lleven su profesión en la sangre y que asuman el servicio como su objetivo supremo. Para muchos, infortunadamente, la profesión no es más que un negocio y el servicio sólo lo brindan cuando al cliente pueda sacársele algún dinero. Y existen también, con la mayor desvergüenza, los que carecen de toda suerte de escrúpulos y abusan de sus pacientes recomendando tratamientos para nada necesarios. No les importa ni su salud ni su vida, tan sólo lo rentables que puedan ser para ellos.

En tono de comedia, con divertidísimos gags, con algo de romance y una ejemplar lección del ejercicio digno de una profesión, “EL DOCTOR JACK” es otro grato filme de Harold Lloyd que da gusto verlo y que se suma a un legado cinematográfico digno del mayor encomio.

El doctor Jack, valga decirlo, resulta un médico bastante progresista para la época: sabe que es más importante el amor y la alegría que se le brinde al paciente que cualquier droga que pueda dársele. Sabe que es luz y no oscuridad lo que hace falta en la mayoría de los casos. Y comprende que la sanación está más en la voluntad del paciente que en cualquier cosa que pueda hacer el médico.

Las características esenciales del cine de Lloyd, entran en este nuevo juego: El personaje digno y dispuesto a la trascendencia contra todos los obstáculos. La chica víctima de una cultura -por fortuna casi extinguida-, donde se hace lo que diga el padre a costa de lo que el hijo piense, en contra de lo que el hijo quiera y aunque se sacrifique su propia vida. El opositor de siempre, ese ser indispensable para dar lugar al ejercicio de la dignidad, el compromiso y el talento. Los policías de turno que, en este caso único, resultan ser amigos del filantrópico médico. Los animales (perro, mono, vacas…) que entran en la acción con admirable talento o como complemento de un gag. El romance entre el chico y la chica, donde Harold asume siempre a la dama como si fuera una princesa, sueña con llevársela a un castillo y la trata con toda la altura que puede extraer de su limpio corazón. Y, por supuesto, el juego acrobático, los gags sorprendentes e ingeniosos, la acción astuta para salirle adelante a los peores escollos, y ese toque de buen gusto que, en la ambientación y en la fotografía, imponen Fred C. Newmeyer y Sam Taylor sus dos calificados directores.

Muy recomendable que la viera todo el cuerpo médico del planeta. Muchos, de seguro, la considerarán ingenua e ilusa. Otros, tal vez la vean como una simpática pero pasajera anécdota. Pero, talvez haya alguien que sienta un poco de vergüenza si se identifica con el Doctor Saulsbourg y acaso reflexione sobre lo amoral que resulta caminar por un camino como ese.

(Dedicado a Ana María Pereañez, un angelito de 8 años que acaba de fallecer de un tumor cerebral porque, la incompetencia médica, sólo vio en ella un cuerpo para experimentar cirugías y para atiborrarlo de nocivas drogas).
Luis Guillermo Cardona
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