El Gremio de Comerciantes está algo alterado. El cónsul Demetrius Cassius Cornelius Quintus Sextus Septimus Octavus (Michel Auclair) tiene en proyecto construir un centro comercial ante la negativa del gremio que asignan a un líder, Ben-Hur Camachus (Coluche) ante la incipiente subida de los barriles de trigo. Y es que en Roma ya existían galos refinados, guardia pretoriana moña, sindicatos de toda clase, funcionarios de bajo sueldo, televisión, taxistas, multas por exceso de velocidad y grandes sermones a micrófono abierto. Y todo por un César (Michel Serrault) afeminado y que no pierde el tiempo en frecuentar clubs “gay” disimulados en las falsas paredes de las catacumbas de la ciudad, ignorando la visita de una neurótica Cleopatra (Mimi Coutelier) decidida a pasearse por las calles más “pijas” de Roma.

El actor francés Jean Yanne (Indochina; el Húsar en el Tejado) se puso tras las cámaras, aunque también intervino como actor, para contarnos una recreación en plan sátira de las películas de romanos muy en la línea del desfasado humor proliferado por las películas de Louis de Funès y el sardónico sentido del humor que depararon los ingleses Monty Python con su archiconocida “La Vida de Brian” (Life of Bryan, 1979) de Terry Jones. Contó con el protagonismo del polifacético cómico Michel Gérard Joseph Colucci más conocido como Coluche, muy popular en Francia y que por aquella época incluso llego a presentarse de candidato al Elíseo. Activista en pro de erradicar la pobreza, (se llegó incluso a promover una ley de deducciones fiscales con su nombre) Coluche, también era un gran aficionado a las competiciones de motor, participando incluso en el París-Dakar. Falleció de un accidente automovilístico a la edad de 42 años dejando un legado de comedias aún muy recordadas en su país.

“Dos Horas Menos Cuarto Antes de Jesucristo” está entre las más conocidas en su etapa de máxima popularidad (Coliche llegó a ser un “peligro público” en la Televisión por sus provocadores comentarios) pero el paso de los años ha quedado como una cinta eclipsada pero que ha influenciado en otras comedias. Como en el caso de las películas de Jean-Marie Poiré (Los Visitantes no nacieron ayer; Mi mujer se llama Mauricio) o incluso las aborrecibles sagas de Astérix y Obélix de Claude Zidi y Alain Chabat orquestadas con el único fin de recaudar en taquilla.