Rififi se aleja de la típica película sobre un atraco. Se distingue por su extraordinaria narración y por lograr captar la atención del espectador, sin la necesidad de recurrir a medios fáciles.
En el filme se presentan a seres humanos humanos comunes y corrientes que por diversas circunstancias encuentran en la criminalidad una forma de mejorar su posición social y económica. No hay secuencia fuera de lugar. La historia está construida de manera escrupulosa. El ritmo está bien manejado y el montaje es excelente. El silencio es parte importante del filme; ayuda a generar expectativa en el espectador. La larga escena del robo en la joyería es estupenda, todo un ejemplo de hacer cine. La actuaciones en general son muy buenas, destaca Jean Servais en el papel principal.