En mi opinión, la década de los 80 gestó el mejor cine acción. Asi fue, el políticamente incorrecto, donde buenos y malos fumaban en espacios abiertos y cerrados.Donde se mataba a granel sin concesiones. Antes que el efecto digital viniera a cargarse la verosimilitud y la violencia sucia.
Por entonces surgió el personaje/ icono John Rambo, a la par que la dualidad Sly versus Arnold.
Que ambos, con carreras cinematográficas casi paralelas, sujetaron el star system de la época.
Decidir entre ver una de Sly o el Chuache era como ir al Burguer King o al Mcdonalds. Y eso era bueno...

El problema ha sido que dejaron pasar demasiado tiempo entre una y otra.
Rambo ha envejecido, y aunque ya quisieramos muchos esa musculosa vejez de 60 castañas(por ponerle una edad al bicho), ahora es un hombre mucho mas vulnerable.
Sly, interviniendo el guión, construye la versión más minimalista posible de Rambo, prescindiendo de la totalidad del argumento, que lo limita a dos feroces pinceladas gore, llenas de poética, donde el personaje, el Señor de la guerra, descubre en su constante estupor que, después de tanto tiempo, nada ha cambiado, y entre medias se rebana a media infantería birmana a golpe de balazo de gran calibre.

John Rambo se ha convertido en una franquicia,en la que cada nueva secuela, será un intento fallido o no, de ejercicio de estilo.