El valor de los Festivales de Cine podría resumirse en la posibilidad de acercarnos joyas de este valor artístico.
Estiu 1993 (Verano en castellano) nos cuenta la historia de una niña de 6 años llamada Frida, que debe trasladarse al campo de sus tíos tras la muerte de sus padres. Con este comienzo, muchos directores hubiesen optado por el golpe bajo y la demagogia, sin embargo, Carla Simón logra apartarse de ese lugar común para elaborar un desarrollo conflictivo y al mismo tiempo brillante.

La película transcurre con un nivel de sensibilidad fuera de lo común, ofreciéndonos angustia, risa y llanto en múltiples escenas. Por momentos somos Frida, por momentos nos ponemos en el lugar de su nueva familia. No hay lugar para maniqueísmos, sino para toda la complejidad que pueden ofrecernos las relaciones humanas reconstruidas luego de la tragedia.

El reparto se luce a partir de la frescura de Frida y de su prima más chica, quienes consiguen sacar jugo de muchísimas escenas a partir de la pura improvisación. A nivel técnico, la película es bellísima, consiguiendo conjugar colores y planos de forma muy balanceada.

En resumen, Estiu 1993 probablemente se trate de una de las mejores películas del año, pero por sobre todas las cosas, tiene el potencial para quedarse en nuestras retinas durante mucho tiempo.

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