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TOM REGAN rating:
7
6.8
35,583
Drama. Comedy
Three separate but parallel stories of the U.S mortgage housing crisis of 2005 are told. Michael Burry, an eccentric ex-physician turned one-eyed Scion Capital hedge fund manager, has traded traditional office attire for shorts, bare feet and a Supercuts haircut. He believes that the US housing market is built on a bubble that will burst within the next few years. Autonomy within the company allows Burry to do largely as he pleases, so ... [+]
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- es
January 16, 2016
11 of 15 users found this review helpful
11/11(12/01/16) El realizador y guionista Adam Mackay nos ofrece un sugerente acercamiento a la Crisis Mundial que aún padecemos y comenzó en 2007, una comedia negra basada en hechos reales, irreverente y mordaz, film comprometido y de denuncia que con un tono desenfadado bufo en muchos casos intenta explicarnos de un modo ágil, divertido y didáctico los orígenes, las causas y de cómo unos pocos vieron el desastre que se avecinaba y se provecharon de ello. El director escribe junto a Charles Randolph (“La intérprete”), basándose en el libro del 2010, “The Big Short: Inside The Doomsday Machine”, de Michael Lewis, que relata cómo estalló la crisis a causa de la burbuja inmobiliaria y credicitaria, que provocó en USA más de 8 millones personas sin vivienda o pérdida más de 6 millones puestos trabajo, en el resto del mundo se atomizaron las cifras. La Paramount adquirió los derechos cinematográficos de la novela para hacerla (entiendo yo) una especie de respuesta a la scorsesiana “El Lobo de Wall Street”, produciéndola la compañía de Brad Pitt Plan B Entertaiment. Se poya la fulgurante estructura narrativa en un rico elenco de actores, punteado por delirantes cameos de personalidades interpretándose a sí mismas. Omito la sinopsis por falta de espacio.
El director utiliza un modo trepidante y ágil para contar la historia, con trucos, cruza la cuarta pared, una cámara febril, rebosante de humor corrosivo, con diálogos punzantes, con un montaje frenético cercano al videolipero, nos quieren hablar de la farragosa economia, pero van a intentar hacernosla muy amena y harán lo posible la entendamos lo mejor posible con artificios ingeniosos y didácticos. McKay nmos sumerge en un microcosmos en el que se mueven las altas finanzas, un subm,undo poblado de trileros, truhanes, lobos con piel de cordero, todos dispuestos a seguir mintiendo para seguir m,anteniendo en pie lo que fue la Mayor Estafa Piramidal de la Historia, un microcosmos deshumanizado, en el que unos pocos ven de lejos el desastre y deciden sacarle probecho, y aquí derivan los componenetes morales, es ético aprobecharse del mal ajeno? Y lo que es más turbador, y si este mal ajeno es de millones de personas? La cinta no se posiciona en este sentido, deja que el espectador tome sus propias conclusiones.
Una sátira, que con muchas dosis de cinismo nos muestran todas las grietas y fragilidades que nos llevaron al colapso mundial, una especie versión dramatizada con mucho humor del excelente documental de Charles ferguson “Insode Job” (2010), no cuenta nada que no se dijera en este gran trabajo, lo que si intenta es hacerlo más cercano al público, más digeribles su aluvión de datos, cifras y gráficos, ello con el genial recurso de que de vez en cuando algún famoso en propia persona nos cuenta algún elemento farragoso al profano en economía, esto arranca con una voz en off diciendo <Ahora vamos con Margot Robbie para que nos explique cómo funciona el mercado>, y vemos una glamurosa imagen de la bella actriz en una bañera llena de espuma y bebiendo champagne y hablando a cámara (en lo que pienso es un guiño a “El Lobo de Wall St.”, donde ella aparece), esto repetirá vartias veces con Selena Gomez mientras juega en un casino, el chef Anthony Bourdain mientras cocina o el experto económico Richard Thaler, nos hablaran de modo llano y divertido sobre los complejo del sistema financiero como las CDO o las hipotecas subprime. El realizador en su empeño de que entendamos este nebuloso entramado financiero utiliza esto y algunas notables metáforas visuales como cuando Vennett utiliza el juego del Jangle para nos llegue como eran pies de barro de la economia mundial, apoyados sus cimientos en una cienaga a la que la gran mayopría hemos ido a parar, esto hace que quede al aire la hipocresía, codicia, mezquindad, fulleros, y buitres sin sentimientos que se mueven alrededor de la economia mundial, sustentados en unas corruptas agencias de calificación que “regalaban” triples AAA a diestro y siniestro, apoyados todos en unos gobiernos que por complicidad o dejadez permitieron este Tsunami. Es una narración que intenta moverte a la reflexión moral de lo que hubieras hecho tú en su caso, y de este modo nos hace sentir incómodos, pues segurqamente hariamos como ellos, sacar tajada de la desdicha ajena.
El film se puede ver como especie de contraparte de “El lobo de Wall St.”, aquí no hay glamur, ni dispendios, ni bacanales sexuales, ni drogas, ni fiestas hedonistas, ni grandes supercoches, ni enormes yates, ni bellas top models, los grandes ejecutivos son mostrados como casi anti-héroes, cuasi-asociales, parece algo artificioso y forzado del director, muy empeñado en que veamos a los protagonistas con simpatía, casi como a unos perdedores, quizás para nos sintamos incómodos cuando se pueda desear que triunfen, pues su éxito fue nuestra desgracia, pero esto me es difícil de creer, fueron gente mucho más inteligente que millones, y que se aprobecharon de su vision del aciago futuro.
Pero la cinta no resulta redonda, le falta hondura en los protagonistas, un esbozo de los que no sabemos algo de su pasado, su vida parece empezar con el film, no sabemos sus motivaciones, sueños, anhelos, de sus familias, me quedan algo lineales, sin dimensión, meras figuras cual si estuvieran dramatizando el referido “Inside Job”, aunque con mucha calidad. Tampoco MacKay sabe medir los tiempos, se le va la mano con la edición, hay que saber que esto del montaje cuasi-epilético está bien para enganchar al espectador, pero pasado un cuarto de hora puede llegar a saturar tanto nervio en el cambio de plano constante. A pesar de su agradecido formato de a toda costa hacernos una clase para neófitos en economía, su aluvión de siglas, números, nombres, etc, terminan haciendose un mejunje en que es complicado no perderse (por lo menos Yo), a fe de que si ponen a la sexy Margot Robbie desnuda en una bañero me es dificil atender a su clase de finanzas.
El director utiliza un modo trepidante y ágil para contar la historia, con trucos, cruza la cuarta pared, una cámara febril, rebosante de humor corrosivo, con diálogos punzantes, con un montaje frenético cercano al videolipero, nos quieren hablar de la farragosa economia, pero van a intentar hacernosla muy amena y harán lo posible la entendamos lo mejor posible con artificios ingeniosos y didácticos. McKay nmos sumerge en un microcosmos en el que se mueven las altas finanzas, un subm,undo poblado de trileros, truhanes, lobos con piel de cordero, todos dispuestos a seguir mintiendo para seguir m,anteniendo en pie lo que fue la Mayor Estafa Piramidal de la Historia, un microcosmos deshumanizado, en el que unos pocos ven de lejos el desastre y deciden sacarle probecho, y aquí derivan los componenetes morales, es ético aprobecharse del mal ajeno? Y lo que es más turbador, y si este mal ajeno es de millones de personas? La cinta no se posiciona en este sentido, deja que el espectador tome sus propias conclusiones.
Una sátira, que con muchas dosis de cinismo nos muestran todas las grietas y fragilidades que nos llevaron al colapso mundial, una especie versión dramatizada con mucho humor del excelente documental de Charles ferguson “Insode Job” (2010), no cuenta nada que no se dijera en este gran trabajo, lo que si intenta es hacerlo más cercano al público, más digeribles su aluvión de datos, cifras y gráficos, ello con el genial recurso de que de vez en cuando algún famoso en propia persona nos cuenta algún elemento farragoso al profano en economía, esto arranca con una voz en off diciendo <Ahora vamos con Margot Robbie para que nos explique cómo funciona el mercado>, y vemos una glamurosa imagen de la bella actriz en una bañera llena de espuma y bebiendo champagne y hablando a cámara (en lo que pienso es un guiño a “El Lobo de Wall St.”, donde ella aparece), esto repetirá vartias veces con Selena Gomez mientras juega en un casino, el chef Anthony Bourdain mientras cocina o el experto económico Richard Thaler, nos hablaran de modo llano y divertido sobre los complejo del sistema financiero como las CDO o las hipotecas subprime. El realizador en su empeño de que entendamos este nebuloso entramado financiero utiliza esto y algunas notables metáforas visuales como cuando Vennett utiliza el juego del Jangle para nos llegue como eran pies de barro de la economia mundial, apoyados sus cimientos en una cienaga a la que la gran mayopría hemos ido a parar, esto hace que quede al aire la hipocresía, codicia, mezquindad, fulleros, y buitres sin sentimientos que se mueven alrededor de la economia mundial, sustentados en unas corruptas agencias de calificación que “regalaban” triples AAA a diestro y siniestro, apoyados todos en unos gobiernos que por complicidad o dejadez permitieron este Tsunami. Es una narración que intenta moverte a la reflexión moral de lo que hubieras hecho tú en su caso, y de este modo nos hace sentir incómodos, pues segurqamente hariamos como ellos, sacar tajada de la desdicha ajena.
El film se puede ver como especie de contraparte de “El lobo de Wall St.”, aquí no hay glamur, ni dispendios, ni bacanales sexuales, ni drogas, ni fiestas hedonistas, ni grandes supercoches, ni enormes yates, ni bellas top models, los grandes ejecutivos son mostrados como casi anti-héroes, cuasi-asociales, parece algo artificioso y forzado del director, muy empeñado en que veamos a los protagonistas con simpatía, casi como a unos perdedores, quizás para nos sintamos incómodos cuando se pueda desear que triunfen, pues su éxito fue nuestra desgracia, pero esto me es difícil de creer, fueron gente mucho más inteligente que millones, y que se aprobecharon de su vision del aciago futuro.
Pero la cinta no resulta redonda, le falta hondura en los protagonistas, un esbozo de los que no sabemos algo de su pasado, su vida parece empezar con el film, no sabemos sus motivaciones, sueños, anhelos, de sus familias, me quedan algo lineales, sin dimensión, meras figuras cual si estuvieran dramatizando el referido “Inside Job”, aunque con mucha calidad. Tampoco MacKay sabe medir los tiempos, se le va la mano con la edición, hay que saber que esto del montaje cuasi-epilético está bien para enganchar al espectador, pero pasado un cuarto de hora puede llegar a saturar tanto nervio en el cambio de plano constante. A pesar de su agradecido formato de a toda costa hacernos una clase para neófitos en economía, su aluvión de siglas, números, nombres, etc, terminan haciendose un mejunje en que es complicado no perderse (por lo menos Yo), a fe de que si ponen a la sexy Margot Robbie desnuda en una bañero me es dificil atender a su clase de finanzas.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Se le puede achacar que hay ciertos tramos que se sienten reiterativos, redundantes, queriendo regusrgitarnos algo que ya nos han contado antes. El formato coral puede que para esta historia sea una tara, al dispersar lo que se cuenta entre varias personas en diferentes lugares se pierde cohesión, y se gana en dispersión, perdiendo la solidez narrativa, quizás si se hubieran centrado unicamente en por ejemplo Michael Burry hubiera sido más compacta. Le achaco falta de valentía, en su desarrollo está exenta de mensajes moralistas, de maniqueismos politicamente correctos, como era la extraordinaria “El Lobo de Wall St.”, creyendo el espectador es inteligente para sacar sus propias conclusiones, sin que haya que guiarlo hacia la luz, pero este film parece que en su tramo final tenga cargo de conciencia, los personajes mutan a atormentados de modo algo chirriante conel tono que llevaba el film, se ven en una necesidad chirriante de decirnos lo que supone la Crisis, no nos tienen que dar masticado lo que padecemos.
La puesta en escena resulta vigorizante, con un buen diseño de producción de Clayton Hartley (“Somos los Miller”), rodándose en Nueva Orleans (Louisiana), en las Vegas (Nevada), en malibú (Califronia), en Reino Unido, para el exterior de un pub, “The Black Horse”, en Buckinghamshire y en Manhattan (Nueva York), con una muy luminosa fotografía de Barry Ackroyd (“En tierra hostil” o “Capitán Phillips”), sobresaliendo el adrenalítico y enardecido montaje a cargo de Hank Corwin (“Asesinos natos” o “El árbol de la Vida”), un protagonista más que deja marca por su furibunda alternancia de planos, que no da descanso (para mi gusto pasándose en muchos tramos), destacando también la iconoclasta galería de temas que suenan, como “Money maker”, “Milkshake” y “You Know What” de Pharell Williams, “Lithium” de Kurt Cobain, “Masters of Puppets” y “Eye of the beholder” de Metallica, “The Phantom of the Opera” de Andrew Lloyd Webber, “Sweet child O’Mine” de los Guns N’Roses, “Rockin’in the free world” de Neil Young o “When the levee breaks” de Led Zeppelin.
Christian Bale (único protagonista cuyo verdadero nombre se utiliza, Michael Burry) realiza una enorme actuación en un rol caramelo para un buen actor, un personaje lleno de manía tics, excentricidades, con un ojo de cristal, de mirada estrábica, tipo asocial, de vestimenta sport ajada (el verdadero Michael Burry le envió su propia ropa para el film), aficionado a escuchar música heavy y a tocar la batería para desconectar, a pesar del poco fondo que se le da sabe emitir hondura dramática y mundo interior. Steve Carell (con pelucón, como en la anterior llevaba un narizón, “Foxcatcher”) vuelve a dar muestras del gran actor que había tras su encasillamiento de cómico, deja sello de intérprete de raza, de carácter, es la creíble brújula moral del relato, el tipo iracundo que se mueve en esta piscina de tiburones con cierta ética y dolor ante lo que ve, expone viscerabilidad y tormento de modo veraz. Ryan Gosling muy enérgico y divertido en su rol de pragmático que ha visto la herida de la economía y el piensa recoger la sangre, un artero encantador, rompe la cuarta pared en ocasiones para remarcar de forma humorística una idea. Brad Pitt (productor del film) realiza un papel ambiguo, pretende ser políticamente correcto cuando está aprovechándose de la crisis, lo encarna con el piloto automático puesto.
Recomendable film, a pesar de algunas de sus deficiencias, se agradece su valiente propuesta de aleccionar sobre lo sucedido, a ver si no se vuelve a repetir (que iluso soy), haciendo del film además una cinta amena, divertida y muy fluida. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/01/la-gran-apuesta.html
La puesta en escena resulta vigorizante, con un buen diseño de producción de Clayton Hartley (“Somos los Miller”), rodándose en Nueva Orleans (Louisiana), en las Vegas (Nevada), en malibú (Califronia), en Reino Unido, para el exterior de un pub, “The Black Horse”, en Buckinghamshire y en Manhattan (Nueva York), con una muy luminosa fotografía de Barry Ackroyd (“En tierra hostil” o “Capitán Phillips”), sobresaliendo el adrenalítico y enardecido montaje a cargo de Hank Corwin (“Asesinos natos” o “El árbol de la Vida”), un protagonista más que deja marca por su furibunda alternancia de planos, que no da descanso (para mi gusto pasándose en muchos tramos), destacando también la iconoclasta galería de temas que suenan, como “Money maker”, “Milkshake” y “You Know What” de Pharell Williams, “Lithium” de Kurt Cobain, “Masters of Puppets” y “Eye of the beholder” de Metallica, “The Phantom of the Opera” de Andrew Lloyd Webber, “Sweet child O’Mine” de los Guns N’Roses, “Rockin’in the free world” de Neil Young o “When the levee breaks” de Led Zeppelin.
Christian Bale (único protagonista cuyo verdadero nombre se utiliza, Michael Burry) realiza una enorme actuación en un rol caramelo para un buen actor, un personaje lleno de manía tics, excentricidades, con un ojo de cristal, de mirada estrábica, tipo asocial, de vestimenta sport ajada (el verdadero Michael Burry le envió su propia ropa para el film), aficionado a escuchar música heavy y a tocar la batería para desconectar, a pesar del poco fondo que se le da sabe emitir hondura dramática y mundo interior. Steve Carell (con pelucón, como en la anterior llevaba un narizón, “Foxcatcher”) vuelve a dar muestras del gran actor que había tras su encasillamiento de cómico, deja sello de intérprete de raza, de carácter, es la creíble brújula moral del relato, el tipo iracundo que se mueve en esta piscina de tiburones con cierta ética y dolor ante lo que ve, expone viscerabilidad y tormento de modo veraz. Ryan Gosling muy enérgico y divertido en su rol de pragmático que ha visto la herida de la economía y el piensa recoger la sangre, un artero encantador, rompe la cuarta pared en ocasiones para remarcar de forma humorística una idea. Brad Pitt (productor del film) realiza un papel ambiguo, pretende ser políticamente correcto cuando está aprovechándose de la crisis, lo encarna con el piloto automático puesto.
Recomendable film, a pesar de algunas de sus deficiencias, se agradece su valiente propuesta de aleccionar sobre lo sucedido, a ver si no se vuelve a repetir (que iluso soy), haciendo del film además una cinta amena, divertida y muy fluida. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/01/la-gran-apuesta.html