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TOM REGAN rating:
7
Western Set in winter in the Old West. Charismatic but dumb John McCabe arrives in a young Pacific Northwest town to set up a whorehouse/tavern. The shrewd Mrs. Miller, a professional madam, arrives soon after construction begins. She offers to use her experience to help McCabe run his business, while sharing in the profits. The whorehouse thrives and McCabe and Mrs. Miller draw closer, despite their conflicting intelligences and philosophies. ... [+]
Language of the review:
  • es
December 1, 2016
11 of 12 users found this review helpful
228/24(28/11/16) Singular, sugerente e inclasificable obra del iconoclasta Robert Altman, hija de un tiempo en que se intentaba desmitificar el western, una ola revisionista con la que se quería mostrar otro oeste, poblado de personajes que nada tienen que ver con lo acostumbrado en el género americano por antonomasia, el realizador de Kansas City ya en su anterior película, “MASH” (1970), hacía una sátira corrosiva revisionista de otro género, en este caso el bélico. En este pseudo-western el núcleo es algo que en otras era algo colateral, como es prostitutas y burdeles, aquí se hace un turbador acercamiento al “Sueño Americano” a través de un empresario que crea un pujante negocio de meretrices en medio de un naciente pueblo de las montañas estadounidenses, ello también vale como metáfora del nacimiento de la nación USA, Altman dijo del film que pretendía hacer un anti-western desglamurizado, quería destruir "los mitos de heroísmo en el viejo oeste". Guión del propio director junto a Brian McKay (“Los Angeles de Charlie”, la serie), y un sin acreditar Ben Maddow (“La jungla de asfalto”), basado en la novela de 1959 “McCabe” de Edmund Naughton. Se apoya sobre todo en una ambientación fascinante, una cruda y realista recreación de un pueblo que puede ser un epítome de USA, lo vemos crecer, feistamente, y muy veraz, con unos actores protagonistas que transpiran humanidad (Warren Beatty y Julie Christie), y esto adornado por la bella y lírica música del poeta y cantante canadiense Leonard Cohen, que envuelven los fotogramas en un halo de gran ternura.

El film en su devenir se convierte en una deconstrucción del western, subvirtiendo los clichés, con protagonista anti-héroe, alejado de los tipos duros que pueblan la pantalla de los Ford, Hawks, Mann, Peckinpah, Leone o Eastwood, un proxeneta que actúa como cualquier otro empresario, tipo que se enamora de la drogadicta “madame” de su negocio, pero que para acostarse con ella le paga los 5$ correspondientes, donde la gente se pone tibia con el opio de los chinos, apenas hay disparos (me salen cinco en total). Nos habla de un mundo dominado por machos, el pueblo al principio solo de hombres y aquí el protagonista ve una oportunidad, ve negocio en saciar el apetito sexual inherente en el género masculino, comenzando así su “Sueño Americano”. Esta vertiente se puede ver como el nacimiento y crecimiento de los Estados Unidos está fundido a la creación de grandes compañías que devoran al pequeño emprendedor, lo absorben o por las buenas (pagan lo que quieren o amenazándolo físicamente), en lo que es una brutal crítica al capitalismo despiadado y desalmado, la ley darwinista de la selva, el pez grande se come al pequeño,

La cinta divaga entre lo que parece al principio será un western típico, con lo que parece un pistolero hábil, con curriculum bite a sus espaldas, luego se adentra en la comedia suave, de mueca y no sonrisas, con gestación del prostíbulo, situaciones que se dan, luego la llegada de la Sra. Miller navega por el romanticismo, relación que se da entre los dos socios que dan título (en inglés) al film, más tarde con la acción del western, el duelo con claras reminiscencias al de “Solo ante el peligro”. Altman cubre el metraje con un velo de nostalgia, melancólico, decaído, un desencanto marca del director, esto maximizado en la intimista relación entre la pareja protagonista, mostrado su “romance soterrado” en destellos, en cuasi-flashes y frases que se sueltan.

Relato marca geosocialmente a los personajes, un entorno salvaje, una villa que se funde con el bosque y el río, mayoritariamente hombres, sin ley oficial, días cortos y fríos, provoca que la las noches sean largas, interiores iluminados con lámparas de gas, donde la gente se reúne a pasar el rato en bares jugando, hasta que llega McCabe y su troupe de mujeres públicas. Lugar que lleva el nombre la Iglesia que vemos erigirse en lo alto del pueblo, haciendo su visión una paradójica semblanza entre la fe y pureza religiosa frente al burdel, antro del pecado, confrontándose de modo perverso en su clímax donde los dos pilares de la comunidad son puestos en peligro, el dueño del burdel por pistoleros y la iglesia por el fuego.

Pero no todo es bueno en el film, y es que en muchos momentos su ritmo se aletarga, adolece de arritmia, se hace lento para lo poco que cuenta, Altman más parece preocupado por el continente que por el contenido, es todo una magnífica fachada con poco fondo. Profundidad de la que carecen los protagonistas, tanto McCabe como la Sra. Miller , nada sabremos de ellos, su vida parece empezar cuando aparecen en pantalla, no sabremos de dónde saca el dinero McCabe para su rentable negocio, no sabremos porque aparece en el pueblo, no sabremos nada de su pasado, algo que podría dar relevancia a su personaje y que por el contrario esta opacidad resta y da superficialidad a su comportamiento un tanto caótico. Lo mismo se puede decir de ella, nada de donde viene, porque fue allí, porque se droga, no sabremos si ama a McCabe, no sabremos apenas que piensa, demasiado cerrada al espectador. Su crítica al capitalismo y las multinacionales queda claro, pero igualmente muy infantil por cuasi-caricaturesca la situación, como no aceptas mi oferta te mando a unos matones. Todo esto repercute en que la conexión con los personajes es escasa, derivando en la emocionalidad de lo que les pase. Tampoco ayudan unos diálogos con poca chispa.

Warren Beatty compone a un divertido MacCabe, con dudas, engreído, torpe, cobarde, transmitiendo humanidad en su desarrollo, lástima que el guión no le dé hondura y lo deje en superficial. Julie Christie como la Sra. Miller, la madame, se puede ver como una alegoría feminista, inteligente, audaz, emprendedora, y a pesar de su profesión muy digna, una enternecedora presencia, pero al que al igual que a Beatty juega en contra que nos privan de saber de dónde proviene su personalidad... (sigue en spoiler por falta de espacio)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
TOM REGAN
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