Justo después de “Los timadores”, el gran director británico Stephen Frears se encargó de llevar a la pantalla un magnífico guion de David Webb Peoples, sin duda de lo mejor del estimable film.

Con el estupendo Dustin Hoffman al frente del reparto, que borda su papel de acuerdo a su categoría como actor (de los mejores) y la no menos fenomenal Geena Davis (el perejil de todas las salsas en aquella época) dándole la réplica, la película gustaba por su excelente radiografía de muchos de los males de nuestra sociedad: el poder de los medios de comunicación, el arribismo, la pérdida de valores…

Muy entretenida e interesante, se mueve todo el tiempo con acierto entre la comedia y el drama. Cine inteligente y bien hecho.