Me imagino que a más de muchos se les habrán pasado las ganas de saber en qué consistía el humor neerlandés al ver esta película, pero también es verdad que como todo lo cutre y horrendo, "Los Flodder" ha acabado reclutando con el tiempo a una pequeña legión de seguidores que rinden culto al grasiento bizarrismo de esta demencial familia. Me refiero a seguidores de fuera del país de origen, porque en Holanda todavía siguen echando la serie por la tele en horario de máxima audiencia y los packs de dvd's siguen siendo un valor seguro entre la población de la tercera edad.

Para entender el humor de la serie en toda su magnitud, hay que entender un poco a los holandeses (asunto complicado) y situar el contexto de su mentalidad calvinista, su mítica tacañería, su falta de imaginación y su manía que querer organizar hasta la más insignificante parcela de sus vidas. A los holandeses les pirran "Los Flodder" porque les restriegan todos sus tópicos nacionales por la puta cara y les obliga a reírse de sí mismos. A nosotros, nos hace gracia porque la madre fuma puros, el hijo lleva un peinado rockabilly y es bobo y los niños son unos psicópatas.

El caso es que "Los Flodder" es un producto tan cateto, tan intrínsecamente nacional que cruza la línea y alcanza lo universal. Para nuestra sorpresa, se ha acabado convirtiendo en un clásico de la caspa.