Si Martin Campbell demostró algo con esta película fue su arte con la elipsis para resolver las secuencias más increíbles: corte seco de plano en el momento más crítico y a retomar la acción minutos después como si ahí no hubiese pasado nada. ¡Y que siga la historia! Con dos cojones.

Esta "Límite vertical" es un batiburrillo de aventuras alpinas con situaciones exageradamente inverosímiles e incoherentes, encadenadas mediante un guión que, como sus protagonistas, se aferra como puede a un arnés... que termina rompiéndose a 7.000 metros de altura para estamparse una sonora hostia.

Ni la presencia de Bill Paxton y Scott Glenn salva esta cinta llena de estereotipos con muy poca gracia.