En la primera historia tenemos que ver continuamente en el quiosco una bandera republicana por cortesía del director descendiente de turno del perdedor de la guerra civil . La segunda es una chorrada sosaina. La tercera, el momento en el que cuenta lo que pasó con la familia de su ex... madre mía. Se supone que nos tenemos que reir. Y así hasta 8. Pero lo dicho, con la ración de bandera republicana de la primera ya se me revolvió el estómago.