Jamás he visto una película tan estropeada por el romance como "Los pasajeros del tiempo". Pese a la importancia del personaje que interpreta Mary Steenburgen, la cinta alcanzaría un notable muy alto si no hubiera tanta historia de amor edulcorado y se centrara más en la trama de ciencia ficción que plantea. No sucede así lo mismo con el humor por las observaciones y descubrimientos de Wells, pues en todo film sobre viajes en el tiempo es necesario por evidentes razones.
La idea es original y en parte hasta posible si analizamos la situación. Jack el Destripador y H.G. Wells son figuras históricas coetáneas de la época victoriana. Se sospecha que el asesino de Whitechapel era un cirujano distinguido, relacionado con la alta sociedad londinense o círculos selectos. Hasta aquí el guión no es descabellado, como tampoco que Wells era un gran aficionado a la ciencia y muy imaginativo (si "La guerra de los mundos" estaba narrada en primera persona, ¿por qué el viajero que protagoniza "La máquina del tiempo" no podría ser también su alter ego?). Esa mezcla de ficción y realidad tan disparatada a priori no lo es tanto si sabemos encajar todas las piezas. Además, la película ofrece un plano secundario a destacar sobre aspectos filosóficos e invita a una reflexión sobre la violencia y la evolución humana. Daría igual el año en que transcurriera la acción. El mundo no ha cambiado.
Malcolm McDowell está muy bien caracterizado como H.G. Wells, pero para mí el sobresaliente se lo lleva David Warner dando vida al sanguinario John Leslie Stevenson.
Dejando de lado ciertas escenas poco creíbles como que Wells no cambie de indumentaria en el futuro - cosa que sí hace Stevenson como criminal inteligente - o el lugar donde aterriza la máquina del tiempo (ni adrede se consigue un marco tan forzado), la puntuaré como algo más que buena por el buen recuerdo que me dejó la primera vez que la vi siendo un adolescente. Hoy en día probablemente, con un casting de los que gustan y más medios, tendría un mayor éxito de taquilla. Pero lamentablemente aquí lo objetivo sería darle un 7 por culpa de esa excesiva insistencia romántica.