Bergman y Brahms, belleza sublime y sublime factura.

Verla trabajar es todo un placer, absolutamente perfecta.

Montand como galán da muy bien la talla, como actor no esta a la altura. El joven Perkins casa con el papel, y esta muy bien, pero claro parece trabajar en una función de colegio.

Ella siempre perfecta, creando ritmo y cooperando, y mejorando el trabajo de sus compañeros en todas las escenas.

El personaje de Bergman es muy exigente, difícil de interpretar a esos niveles. Todas esas emociones, esos sentimientos... muy pocas actrices en la historia del cine son capaces de saber hacer tan tan bien el trabajo.

Se aprecia mucho el toque francés, el vestuario fabuloso, y el Facel Vega, y los bistrot. La cursi capital francesa va muy bien con la historia.

La música me parece una pasada, desde Brahms hasta el soul, muy muy acertada.

El blanco y negro le sienta muy bien a la película, elegantísimo. La iluminación, también me gusta, sin alardes pero sabiendo cuando tiene lucirse.

La historia para mi gusto no da tanto de sí y los diálogos son flojitos, cuando el Amor es el protagonista se puede hacer mucho más.