Esta segunda entrega de la trilogía angélica "Ángeles y demonios" es crucial en muchos aspectos en el hilo narrativo de esta saga, ya que es el capítulo de en medio. Lo más importante es el orígen de Daniel el elegido, el nephilim, que aquí aparece. Su origen es determinante para entender su importancia en un futuro que se caracteriza por su ausencia o su presencia, es decir; con un futuro no escrito sino que se puede ir escribiendo. Esta perspectiva de variación hacia el lado positivo o negativo es lo que le da encanto a esta parte de la saga. El elenco cuenta con Walken, en el papel de Gabriel y con Rusell Wong y Beals, como los padres de Daniel. Danyael y Valerie, con una gran química, son los protagonistas absolutos de esta cinta número dos, ya que de su unión depende el futuro. El resto de los personajes son los recurrentes, engrosando el universo angélico, sus actuaciones son las de personajes tradicionales, como son los ángeles en un escenario moderno y con un comportamiento aún más moderno. Buenos efectos, y perspectiva en general. A los que os guste la saga adelante, porque está parte es imprescindible en la trama para entender esta historia en toda su intensidad y amplitud. Saludos.