Intento de biopic parcial de Hawking, compuesto de unos cuantos brochazos superficiales sobre lienzo preparado para la exportación (¿a Estados Unidos?), que dan como resultado un gato (famélico) disfrazado de liebre.

Secuencias vacías para comediantes sin alma, sobre un guión desganado, desvencijado, irresuelto y abandonado a la suerte del dramatismo épico que emana de la propia realidad del personaje central.

El resultado es una nada casi absoluta en la que Eddie Redmayne se retuerce progresivamente (quizá para despistar), mientras el espectador espera en vano aquello que no le van a dar.

En resumen: no la olvidas nada más salir del cine, porque llevas el típico cabreo del que sabe que le han timado. Mejor evitarla.