Escueta, sencilla, simple... ¿qué decir que no haya sido dicho ya?

En efecto, la historia de Duculot es eso. Puro realismo naturalista que no cuenta otra cosa que la huída (no en la vertiente cobarde, sino en la de el "rebelde" que lo es por sobredosis de insatisfacción) de una mujer del encasillamiento social y (concecuentemente) rutinario al que está abocada.

Es por tanto, también el aprovechamiento semiinsconsciente de una oportunidad que termina en ruptura con lo previamente establecido como "lógico".

Y es precisamente esa simplicidad lineal la que obliga "currarse" la nada que nos muestra Douclot, obligando al espectador a buscar motivos (por otra parte, muy fáciles de encontrar) para evitar precisamente éso: que la cosa se quede en cero patatero.

En resumen: para pasar el rato.