Sólida, entrañable, revolucionaria, sucia, realista, violenta..., con personajes tan fuera de su lugar como el propio director. De dirección inspirada, equilibrada, lo que resulta irónico viniendo de un personaje como el señor Peckinpah, confictivo y excesivo en lo personal, provocado en parte por las imposiciones comerciales de algunos productores, que no le permitían emplear a fondo su fuste de autor, además de la inmerecida fama de enfant terrible que arrastraba en el mundillo cinematográfico. De apartado técnico impecable, a pesar de las estrecheces presupuestarias que tuvo que sufrir el rodaje, de encontrarle algún defectillo, serían algunos ticks de origen televisivo, léase zooms. Si eres capaz de no centrarte exclusivamente en los ralentís y por el tiroteo/matanza final, tratando de entender la evolución de sus protagonistas, su desamparo y desesperación ante las circunstancias que les rodean, podrás entender su única, coherente y honesta decisión final. Frases pronunciadas en el film como "a menudo todos queremos volver a ser niños, incluso los peores de nosotros..., especialmente los peores de nosotros, o "si das tu palabra a alguien la debes cumplir hasta el final o de lo contrario eres peor que un perro", ilustran la verdadera dimensión del mismo. Cine para disfrutar y sentir.