"Saw" es una película inédita, ingeniosa, ejemplar y casi perfecta. Con muy pocos fallos (pese a su bajo presupuesto, medios menores y poco comerciales y tibios actores), y llena de fuerza y de suspense desde el primera minuto hasta el último.

La película está navegando constantemente en la idea de cómo valoramos nuestra vida y de lo que estaríamos dispuestos a hacer si estuviera en peligro y, también, para enmendar nuestros errores. Y el método que se propone rompe con todos los esquemas. Lejos del diálogo, lo que se propone es hacer un ejercicio de resistencia: una de las dos personas que están atrapadas en un baño industrial debe ser ejecutada a manos del otro antes de una determinada hora o terceras personas morirán.

Lo cierto es que la película está muy trabajada y logra impresionar. Cada situación se resuelve de una manera completamente inesperada y el desenlace de todo el montaje es toda una sorpresa. Un final ingenioso e impresionante.

Esta película tuvo tal fuerza (y la sigue teniendo) que dió pie a una serie de secuelas de calidad muy variable, tirando a tibia. Por tanto, yo os recomiendo quedaros con esta primera película, totalmente original y que no necesita ninguna secuela, pues todo queda bien atado al final.

Saw es lo más cercano a una obra maestra del suspense actual y una de las mejores películas independientes de los últimos años.