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AGF rating:
7
8.0
26,358
Western
A band of brutal outlaws led by the bitter Pike Bishop (William Holden) is decimated when a railroad company ambush led by Pike's old pal Deke Thornton (Robert Ryan) turns into a bloodbath. Barely escaping, the six survivors head to Mexico with Thornton's cutthroat bounty hunters in hot pursuit. They get on the good side of a Huerta warlord named Mapache (Emilio Fernandez) by taking his commission to steal U.S. Army guns in a daring ... [+]
Language of the review:
- es
September 15, 2009
4 of 6 users found this review helpful
Lo bueno del western es que como protagonista vale cualquiera. No cualquier actor. Cualquier personaje. Para hablar sobre la lealtad, la amistad, y demás cosas que se tocan en Grupo Salvaje, cualquier hijo de puta sirve. En este caso, el grupo protagonista está formado por una panda de asesinos sin escrúpulos, a los que no les importa la vida de nadie, y que de no ser porque tienen un lider que no se hijo de la gran*, sino que más bien es hijo de *illa, acabarían matándose los unos a los otros y, quizá, destruyendo el planeta.
Grupo salvaje está considerado un gran western. Y por eso me encontraba yo incómodo frente al televisor durante los primeros minutos. Mi interés estaba en otra parte, y no precisamente porque tuviese pocas ganas de ver una película, ni porque ésta misma no llevase bastante tiempo en mi lista de pendientes. Progresivamente, el temor de que Sines Crúpulos estuviese en lo cierto con su crítica, iba creciendo. Y así fue durante toda la primera mitad de la película (nada menos que una larga hora más diez minutos).
Peckinpah, durante esa parte del metraje, no consigue dotar de gancho a su historia, ni de una atrayente humanidad a sus personajes. Estos se limitan a mantener diálogos de relleno y de besugos, cuya casi nula calidad se ve agravada por el doblaje (cosa que sólo comento, y de la que únicamente culpo a los dobladores).
No soporto que los personajes suelten machadas, y se comporten como si supieran que forman parte de una película. Y esto es lo que no se corta un forastero en hacer cuando dice: "los retendré hasta que se hiele el propio infierno", poniendo cara de poseso motivado.
Y así, los protagonistas (y no sólo los protagonistas) nos deleitan con un extenso recital de gruñidos, viriles discusiones y caras de enfado muy al estilo "malo malísimo".
Por si eso fuera poco, Peckinpah se olvida del ritmo, ocupando tiempo innecesariamente con escenas que únicamente pegaban como fugaces transiciones (véase esa eterna salida del pueblo).
Es muy posible que esta primera mitad sea necesaria para que la segunda funcione. Que tenga su razón de ser. Pero aun así, se convierte en un tortuoso camino hasta la parte salvable del filme.
(A continuación no hay sopiler alguno)
Grupo salvaje está considerado un gran western. Y por eso me encontraba yo incómodo frente al televisor durante los primeros minutos. Mi interés estaba en otra parte, y no precisamente porque tuviese pocas ganas de ver una película, ni porque ésta misma no llevase bastante tiempo en mi lista de pendientes. Progresivamente, el temor de que Sines Crúpulos estuviese en lo cierto con su crítica, iba creciendo. Y así fue durante toda la primera mitad de la película (nada menos que una larga hora más diez minutos).
Peckinpah, durante esa parte del metraje, no consigue dotar de gancho a su historia, ni de una atrayente humanidad a sus personajes. Estos se limitan a mantener diálogos de relleno y de besugos, cuya casi nula calidad se ve agravada por el doblaje (cosa que sólo comento, y de la que únicamente culpo a los dobladores).
No soporto que los personajes suelten machadas, y se comporten como si supieran que forman parte de una película. Y esto es lo que no se corta un forastero en hacer cuando dice: "los retendré hasta que se hiele el propio infierno", poniendo cara de poseso motivado.
Y así, los protagonistas (y no sólo los protagonistas) nos deleitan con un extenso recital de gruñidos, viriles discusiones y caras de enfado muy al estilo "malo malísimo".
Por si eso fuera poco, Peckinpah se olvida del ritmo, ocupando tiempo innecesariamente con escenas que únicamente pegaban como fugaces transiciones (véase esa eterna salida del pueblo).
Es muy posible que esta primera mitad sea necesaria para que la segunda funcione. Que tenga su razón de ser. Pero aun así, se convierte en un tortuoso camino hasta la parte salvable del filme.
(A continuación no hay sopiler alguno)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Ésta llega, exactamente, con la ducha de dos de los personajes principales bajo un barril de vino junto con tres señoritas de compañía mejicanas. De pronto, milagro, en una escena se cuela algo de vitalidad. A partir de ahí, el nivel sube notoriamente.
Los personajes me empiezan a caer mejor, y comienzo a introducirme poco a poco en su historia. Ahí es cuando el recital de estupidez del grupo salvaje es relevado por el de maestría de Peckinpah.
El director firma escenas admirables, como la del tiroteo sobre el tren en marcha; y consigue plasmar en algunos planos una intensidad desbordante. Hablo de esos efímeros primerísimos planos en los momentos de más tensión. Aunque aparentemente anodino, es espectacular ese momento en el que alguien (ni idea de quién era), con el rostro empapado en sudor reluciente a causa del sol, vuelve la vista atrás lentamente. Un sólo plano, de una mirada, que vale más que la dichosa primera hora y pico de Grupo Salvaje.
Y por fin, entre tiroteo y tiroteo, a pesar de que el filme siga fallando (aunque no tanto) por momentos como en su planteamiento y siguientes momentos, asoma el llamado fondo, mensaje, espíritu, o yo qué sé. Todo eso que debe ir implícito en el cine para éste sea tal, y que debe dotar de espíritu y alma a una película.
Los personajes me empiezan a caer mejor, y comienzo a introducirme poco a poco en su historia. Ahí es cuando el recital de estupidez del grupo salvaje es relevado por el de maestría de Peckinpah.
El director firma escenas admirables, como la del tiroteo sobre el tren en marcha; y consigue plasmar en algunos planos una intensidad desbordante. Hablo de esos efímeros primerísimos planos en los momentos de más tensión. Aunque aparentemente anodino, es espectacular ese momento en el que alguien (ni idea de quién era), con el rostro empapado en sudor reluciente a causa del sol, vuelve la vista atrás lentamente. Un sólo plano, de una mirada, que vale más que la dichosa primera hora y pico de Grupo Salvaje.
Y por fin, entre tiroteo y tiroteo, a pesar de que el filme siga fallando (aunque no tanto) por momentos como en su planteamiento y siguientes momentos, asoma el llamado fondo, mensaje, espíritu, o yo qué sé. Todo eso que debe ir implícito en el cine para éste sea tal, y que debe dotar de espíritu y alma a una película.