“Riverworld” tiene una sinopsis con gancho y un reparto de actores que no está nada mal. Desde luego esto fue lo que me indujo a verla junto con el hecho de que devoro cualquier producto que sea de ciencia-ficción. Siendo sincero he de deciros que la idea me atrajo muchísimo y que pensé en que su “original” guión (lo de original lo pongo entre comillas porque es la adaptación de una serie de novelas escritas por Philip José Farmer) tenía mucho potencial para haber creado una serie que funcionara bastante bien mezclando intriga, aventura y ciencia-ficción.

Como dije anteriormente la idea era muy sugerente, ya que recrear un mundo artificial donde personas de diferentes épocas y lugares renacen juntas es cuanto menos interesante. Piensa en las infinitas posibilidades que esto trae consigo como, por ejemplo, presenciar un enfrentamiento entre Adolf Hitler y Alejandro Magno o entre Napoleón Bonaparte y Genghis Khan… a priori parece interesante, pero sin embargo no lo es. Basta con ver rejuntados en la pantalla a Francisco Pizarro, Samuel Clemens y Tomoe Gozen para darse cuenta de que esto no tiene nada de interesante, sino que es algo demasiado surrealista e incluso absurdo si lo analizamos con espíritu crítico.

¿Qué destacaría como bueno y malo de este producto? Pues como bueno te diría que posee un comienzo explosivo (y nunca mejor dicho), un argumento muy prometedor (lástima que no hayan sabido sacarle partido), un par de mujeres en el reparto que alegran la vista de cualquiera (Laura Vandervoort y Jeananne Goossen), una aceptable intriga por saber lo que ocurre (te preguntas quién hizo ese mundo, por qué lo creó y por supuesto cómo lo hizo posible) y, por último, alguna que otra escena de acción que está bien (por el contrario, otras parecen de una película de serie B).

Ahora vamos con las pegas. Hay dos cuestiones principalmente que creo que son los mayores errores: primero, si creas un episodio piloto para captar espectadores, y crear una serie en el futuro, entonces tienes que poner toda la carne en el asador e invertir pasta en él. Esto no se ha hecho, ya que el apartado técnico (decorados, efectos especiales, vestuario, etc.) deja bastante que desear. Dicho aspecto técnico no llega nunca a ser cutre del todo. No obstante, resulta demasiado vulgar y en todo caso sería más apropiado para un modesto telefilme de sobremesa que para un producto por el que se quiere apostar con fuerza. Y segundo, los personajes son más planos que el busto de La Gioconda (y si encima los pones soltando insípidos diálogos cada dos por tres, pues entonces apaga y vámonos).

En conclusión, si no tienes otra cosa que hacer y te gusta mucho la ciencia-ficción, entonces te la recomiendo para pasar el rato. Si no es así, pues yo en tu lugar me olvidaría de ella.