Es curioso observar como el experimento autocrático es asimilado con mayor entusiasmo por parte del típico "marginado" e infeliz y los típicos "matones" de la clase, que con las presumibles "cerebritos" del aula, que aciertan al apartarse a tiempo del proyecto predeciendo sus catastróficas consecuencias. "La Ola" plantea la idea de un grupo homogéneo en el cual nada ajeno a él es importante, tanto como su expansión y su radicalización como colectivo. Las personalidades se desvanecen ante la mayoría pensante. -El chico que "compra amigos a cambio de marihuana" y carente de autoestima se siente tan implicado con el proyecto que no duda en afirmar que aquello se ha convertido en su vida-. Sin duda, lo que parecía ser un inocente e instructivo experimento por parte del profesor, acaba desencadenando una previsible tragedia en la cual nadie puede salir bien parado, y menos aún su instigador.

Espeluznante escena final cuyo silencio se convierte en la mejor herramienta para manifestar la pesadilla que vive el protagonista. La expresión de estremecimiento y consternación a la par que de rabia por parte de alumnos y padres a su alrededor acaban por rematar su lapidación moral y la mayor condena posible que pueda sufrir un hombre con su consciencia para el resto de su vida.