(Oh vaya, es una producción estadounidense, pero la película es mas iraní que el Ayatollah).

Según se dice la película rinde varios homenajes, pero como sé poco no puedo deciros. Habrá que fiarse. Desde luego el famosísimo Drácula esta ahí y de una manera bastante curiosa: una joven iraní que recorre las calles de noche. Pero esta vampiresa es diferente a su imagen romántica, no mata para saciar su sed (al menos no lo sabemos) sino para malvivir; de su vampirismo no sabemos nada más excepto que es una vampiresa (¿por qué? ¿en qué le afecta? Ni lo sabemos ni lo necesitamos saber). Más que una metáfora de la vida eterna, el miedo a la muerte (y por tanto a esta) es más una metáfora del submundo criminal (al menos del poco reglado) y su crudeza.

Pero ¿qué hay más hermoso que evocar la mítica figura tradicional de Drácula, con su gran capa negra, mediante un chador abierto en la negrura de la noche?

La película empieza normalita y se mantendrá convencional durante su primera mitad, aunque no carece de buenas escenas e imágenes. Pero en la segunda la cosa cambia: el apartado narrativo-técnico se alejará un poco de los convencionalismos y la estética adquirirá una presencia protagonista. Por cierto, es en este punto, el estético-plástico-artístico (¡cómo queráis llamarlo!) donde, para mí, la película destaca más. Sin duda su fotografía recordará a "Sin city" a más de uno.

Pero por desgracia lo que pasa, si es que pasa algo, no me acaba de llegar. Se proponen vagamente unas cuantas historias que se desarrollan poco y se cierras un poco asá (si es que se cierran). El guión no es que sea malo, solo es bastante normal, pero el factor contemplativo logra que no se te haga cuesta arriba y te la goces bien.