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United States United States · 544 Camp Street. New Orleans
Jinete nocturno rating:
4
Horror A disturbed and delusional high school student with aspirations of a career in medicine goes to extremes to earn the approval of her controlling mother.
Language of the review:
  • es
May 24, 2019
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Pues eso. Neh. No hay nada que ver señores, circulen. Irrelevante, sin alma, chicha o fuerza. Para ver y olvidar. O, más bien, recordar con cierta irritación.

Película de 2012 que en su momento tuvo cierto predicamento en el mundillo (en el que me incluyo orgullosamente, que conste) del terror, la serie B o lo “extremo”, y que no me he decido a ver hasta hoy por aquello de cumplir el trámite y añadir una tachadura al libro de “pendientes”.

¿Y bien? Pues bastante peor de lo que esperaba. Y eso es triste, porque lo cierto es que no esperaba nada.

Veréis, chavales. A la hora de construir una historia de este tipo, en especial si eres un director debutante y vas de “cineasta independiente”, hay dos caminos: uno es currártelo y sacarte de la manga algo como “Its follows”. ¿Qué hacía grande esa película? La verdad que casi todo: una fotografía exquisita, una banda sonora de lujo, buenas interpretaciones… Pero, sobre todo, un guion bien trabajado y una puesta de escena sutil y extremadamente inteligente. En esa película había Cine, con mayúscula.

El otro camino es lo que hace “excision”, que es un “Hostia, tengo una idea para un corto: un rollo chungo de necrofilia con una adolescente loca del coño que la acaba liando parda. Lo malo es que no tengo ni puta idea de cómo sacar un largo de ello”. Y tras mucho pensarlo, el bueno Richard Bates se dijo: “A la mierda el guion, qué más da: relleno hora y veinte a base de enlazar situaciones de pésimo gusto y trucos casposos, en plan ‘qué malote y rompedor soy’, y con eso les vendo la moto”. Y en efecto, eso es exactamente lo que hace el amigo Bates: llenar toda la puta película de escenas truculentas y escatológicas porque sí, de gratis, por aquello de escandalizar a la abuela de la penúltima fila. Un poco como aquel artista “conceptual” italiano -Piero Manzoni- que cagó en un bote y lo llamó “mierda de artista”.

Y no; antes de ponerme el negativo, atiende: tengo ya más años que un árbol, y con seguridad he visto más gore y más salvaje que tú. No me quejo en plan “salvador de la moral”, sino precisamente porque los trucos son tan casposillos y baratos que me han dejado frío. Veamos: ¿Aporta algo a la historia que se quiere contar que la prota menstrúe en la boca de su noviete? ¿Y que vomite sobre una compañera? Pues ese es el estilo de lo que vas a ver. Porque no, y te lo adelanto: ninguna de las escenas truculentas (o de las absurdas discusiones familiares que ocupan 30 minutos del film) aportan nada al desarrollo o preparan el final. Son eso, lo dicho: puro relleno. Podrías quitar una hora de película, y no solo se entendería igual, sino que mejoraría.

En fin, voy acabando: esta película no me pide más esfuerzo: película barata, ramplona, inconexa y terriblemente facilona que pretende epatar al espectador con los trucos más sucios imaginables. John Waters sale haciendo un papelito, y es extremadamente coherente con la filosofía del film: en el fondo, estamos ante el mismo tipo de provocación vacía que Pink Flamingos. Pero cuidado: hacerlo hace 50 años tenía cierto mérito, ahora…

Ya lo he dicho: Neh. Qué hora y media más torpemente perdida.
Jinete nocturno
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