Sinceramente desconozco la razón por la cual desconocía al detective privado Germán Areta y sus películas. Lo curioso es que me he pasado por la filmografía del ausente Alfredo Landa más veces de las que puedo imaginar, o no me llamó la atención el título o pensaba que iba en otra línea, pero no lo recuerdo.

El crack gusta desde el mismo principio, el llevar la filmación casi por completo en la ciudad de Madrid, rodeado de la Gran Vía, Callao, Puerta de Sol y localizaciones muy conocidas por los madrileños y los que solemos visitar a menudo la ciudad, es muy atrayente para el espectador.

El personaje se define bien pronto, con la escena en el bar-restaurante, donde casi sin mediar palabras con los allí presentes, nos deja bien a las claras el tipo de personaje con el que nos vamos a encontrar. Ayuda también que el haber sido filmada en 1981 se ahorran el tener que ambientar la zona, simplemente hay que sacar las cámaras a la calle y absorver la vida misma de dicha época.

La peli funciona perfectamente gracias al saber estar del personaje de Areta, que es quien carga con todo el peso de la película. Iremos conociendo algo sobre su vida a medida que avanza la película, por ejemplo la relación con Carmen la enfermera y su hija. No nos queda claro la razón verdaderamente por la cual abandonó la policía y pasó a la investigación privada, ¿motivos económicos? Pues la verdad es que no lo sé. Y destaco por encima de todo lo bueno de como se lleva las investigaciones, muy reales, creíbles y amenas. Suma bastante como secundario un casi desconocido Miguel Rellán como Cárdenas con un pelucón al cual no estamos acostumbrados, aunque ya se le notase las carencias en el cabello. Su personaje aporta la única dosis de humor que tiene la película, salvando las escenas con la niña.

Lo que parece una sencilla película de investigación, dará pie a una trama bastante interesante y peligrosa, donde las vidas de nuestros personajes estarán en peligro. La música hará de personaje extra, ya que en constantes ocasiones, las escenas con la música de fondo nos presentan historias sin tener que usar tan siquiera una sola palabra ningún personaje.

El desenlace es muy bueno, con ese viaje a Nueva York, cosa que me llamó poderosamente la atención, porque no era algo usual en los años 80 desplazarse tan lejos. En breve continuaré visualizando la siguiente entrega.