Recuerdo hace 25 años cuando esta película se estrenó como se hablaba entre los amigos míos de ella y lo cierto es que a pesar de tener 17 años, era un crío, no me llamó nada la atención. No me interesó el tema en ese momento. Hoy tantos años después la he visto y creo que acerté en su tiempo en dejarla pasar.

En mi opinión es un producto mal aprovechado, donde se nos cuenta un hecho por llamarlo así, experimental. Los niños crecen rodeados de las normas establecidas primeramente por sus familiares más cercanos y después por la misma sociedad. Reglas, normas y después sus posibles consecuencias si estas se pasan por alto. El señor de las moscas nos cuenta una historia rocambolesca y un poco precipitada en su inicio sobre unos chavales que después de un accidente llegan a una isla. Como curiosidad el único adulto que se encontraba con ello, o eso interpreto de lo mostrado en pantalla, es el que sale mal herido. Tomando los chavales todas las responsabilidades a partir de ese momento. Al venir de una escuela militar, están acostumbrados a obedecer órdenes y a la disciplina y esto lo veremos en los primeros días de estancia en la isla. Pero con el paso de los días, y a sabiendas de que no hay adultos que los vigilen o que los discipline, comienzan a aflorar su lado más rebelde, llegando incluso a separarse en dos grupos. Un primero que se basa en la disciplina, el respeto y la colaboración y un segundo que adopta la violencia y el poder físico para dominar a sus integrantes. A pesar de ver mucha sobreactuación en la mayoría de los chavales, nos quedaremos con el mensaje del director, sin unas normas la sociedad más inocente también se echaría a perder.