Cuando vi esta película por primera vez allá por finales de los 70, me resultó impresionante, desde los ojos de un niño de apenas 6 años, aquella pantalla gigante del cine, aquel sonido cuando se aproximaba el tiburón y el grito de las féminas, me hicieron pasar dos horas horribles, pero no quitaba la vista de la pantalla.


Más de treinta años después, la sigo disfrutando como un niño. Me trae muchos recuerdos de mi niñez, la vestimenta de los protagonistas, los vehículos, los adornos, el puesto de helados en la playa, los vigilantes, he retrocedido en el tiempo desde el sillón de mi casa. Spielberg marcó un inicio con el tema de las películas sobre estos bichos, después llegarían muchísimas más, pero con menos calidad. La historia está muy bien confeccionada desde el principio, con esos jóvenes en la playa, los cuales dejan no muy claro como ha sido el accidente y las dudas. Poco a poco veremos como van apareciendo los personajes principales. Todo un acierto el no exponer al tiburón hasta bien entrada la película, y jugar con el sonido, la música y el desenlace de sus ataques.

Como siempre aparecerá la parte que está más interesada en la parte económica, que en el bienestar de los habitantes del pueblo. Esto crea un caos de intereses. Un shérif, un ayudante y mucha gente a la cual controlar. Me ha encantado esas escenas donde nos acerca más a la parte humana del trío cazador, esas charlas bebiendo en el barco, sublime. Recordemos el año de su rodaje para poder valorar los efectos especiales, muy logrados la verdad, en especial los ataques finales del gran tiburón al barco. Roy Scheider es en mi opinión la mejor interpretación, también es verdad que es el que tiene más minutos. Richar Dreyfuss es un pedazo de cómico y me encanta y Robert Shaw, hace suyo el personaje de pescador prepotente y arrogante.

Muy recomendable.