Una Cinta fallida en todos sus aspectos. Valorable el intento de llevar al celuloide la Terrible Guerra de los Treinta Años, pero ahí se queda, en nada más. Una pena, porque los actores son todos prestigiosos, y todos han compuestos memorables interpretaciones a lo largo de su carrera, pero aquí se quedan en meras marionetas, sin vida y sin carisma.
El argumento chirría, no es creíble la existencia de semejante valle oculto a ojos de los Ejércitos Europeos participantes en la Contienda, cuando el protagonista lo encuentra corriendo un poquito. No me creo al pretencioso personaje del Capitán interpretado por Michel Caine; incluso su actuación resulta amanerada y pomposa; completamente incompatible con un rudo capitán del siglo XVII. Diálogos sobre-cargados, absurdos y llenos de imprecisiones, impropios de la época y de una soldadesca violenta y sangrienta.
Las imprecisiones religiosas de todos los personajes son alarmantes, y solo contribuyen a bajar el nivel cultural y artístico de la película; ni ellos mismos saben a qué religión pertenecen. Estúpido el asunto de la entrega de mujeres a los soldados, caricaturesco el personaje del sacerdote, y sólo se salva por los pelos el alcalde interpretado por Nigel Davenport.
La complejidad política y bélica de la Guerra de los Treinta Años es difícilmente condensable en una cinta, y tampoco es necesario, pero se han logrado Composiciones excelentes con otras guerras tan complejas y espectaculares como ésta, y que han logrado despertar el interés del público por conflictos desconocidos. Una pena que El Ultimo Valle aburra tanto que la Gran Guerra del siglo XVII siga condenada al ostracismo.