Una obra narrada de forma meta, jugando con ficción y realidad, que como concepto no es original, ya que existían previamente obras metaliterarias, metateatrales, metacinematograficas y metatelevisivas.
De hecho hay autores como Charlie Kaufman que utilizan este recurso con una complejidad difícil de igualar.

Pero con la multitud de ejemplos de otras obras que me vienen a la cabeza y podría nombrar, aquella que tiene mayor resonancia para mi con esta obra es Ikiru (Vivir) de Akira Kurosawa.

En aspectos técnicos me parece muy bien dirigida por Marc Forster, un autor que considero infravalorado en líneas generales, y que aquí realiza su mejor trabajo para mi gusto.
Tiene un buen guion sin entrar en comparaciones innecesarias con otras obras o autores, una música bien escogida, las actuaciones son realmente buenas, destacando Emma Thompson, con el mejor Will Ferrell posible, un Dustin Hoffman en su salsa y una Maggie Gyllenhaal encantadora.

Una película especial, que no es para todo el mundo, pero que puede resultar particularmente encantadora y emotiva para aquellos que conecten con ella.

Y sin entrar a hablar del argumento, ya que es mejor verla sin saber nada, para mi un buen resumen sería “cuando sabes que cada instante puede ser el último, cada instante es precioso”.