Click here to copy URL
Poland Poland · Suena Wagner y tengo ganas de invadir
Normelvis Bates rating:
10
Comedy. Drama. Romance While flying from England to France to meet her architect husband for a vacation, Joanna Wallace reflects on the past 12 years of their relationship. She specifically recalls the three times that they made this journey together: the first time at the start of their relationship, the second when she was pregnant with their first child, and the third when they were beginning to grow apart.
Language of the review:
  • es
August 4, 2010
21 of 25 users found this review helpful
Si alguna vez vais a Italia, ni se os ocurra alquilar un coche. Por poco que apreciéis vuestro pellejo os mantendréis alejados de ese asfalto terrorista y atestado de vehículos, construido en gran medida con cemento empobrecido, gentilmente suministrado (a un precio muy razonable) por cualquier clan mafioso; de esos conductores fantasma que salen de ninguna parte para adelantarte en plena curva y con un camión de cara y desvanecerse en el horizonte, acto seguido, sin dejar rastro alguno; de esa señalización indescifrable o directamente inexistente, destinada, sospecho, a llevar a quienes tratan de averiguar su significado a la desesperación y la locura.

A veces, sin embargo, no nos queda más remedio que sentarnos al volante y aguantar lo que nos echen, sea lo que sea. Es entonces cuando se agradece tener un buen compañero de viaje, alguien que sostenga el mapa (por inútil que éste resulte) y nos indique (generalmente tarde) dónde había que girar o pararse, que nos dé conversación o bebida queramos o no, que ponga música aunque no nos apetezca, que exalte y aplaque, alternativamente, nuestros nervios y estados de ánimo. Una persona que ponga de tal modo a prueba nuestra paciencia que ésta sea incapaz de prescindir ya de ella.

El matrimonio, supongo, es una experiencia muy parecida a conducir por Italia. Uno nunca sabe a dónde le conducirá exactamente esa carretera desmigajada y repleta de parches, qué o quién puede estar acechando tras la siguiente curva o más allá de cualquiera de sus inverosímiles rotondas, cuándo se cruzará en nuestra ruta algún triciclo criminal, una vespa lunática, algún desquiciado autobús escolar. Me imagino que eso es, precisamente, lo que da sentido al camino. Saber que el mundo gira sin motivo, que los caminos se borran y que no hay señales que valgan, porque nada nos conduce a un destino que no existe. Compartir la perplejidad, celebrar el caos, saberse acompañado en la absurdidad de la vida.

“Dos en la carretera” no transcurre en Italia, sino en Francia, pero sigue siendo, 43 años después y pese a su falso aire de comedia ligera, la disección más mordaz, lúcida y descarnada de la institución matrimonial que recuerdo haber visto. Es cierto que el tiempo, en algunos aspectos, no ha pasado en balde para ella (ay, esos momentos cinexín), pero no hay aprendiz de montador o guionista que pueda permitirse el lujo de prescindir de su visión, contiene la mejor interpretación de Audrey Hepburn y una de las mejores de Albert Finney y cuenta con un hermosísimo tema central de Henry Mancini, tal vez la más delicada y conmovedora de sus composiciones. Hay risa y hay amargura, hay ingenuidad y cinismo, bromas y broncas, amor y aborrecimiento. Porque los kilómetros pesan y es inevitable cansarse al volante, y es muy probable que sólo quien conozca el cansancio y el desaliento del camino compartido entienda que ésta sea una de mis (nuestras) películas favoritas, más que nada porque está a tu altura, amiga, compañera de viaje.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
Normelvis Bates
Did you find this review interesting and/or helpful?
arrow