Olaf Ittenbach es uno de los principales estandartes de la generación de cineastas alemana que hizo de la casquería más repulsiva y enfermiza, el motivo principal (y único) de sus películas. Junto a él, otros como Andreas Schnaas o Jorg Buttgereit también aportaron su granito de arena en pos del conocimiento de la anatomía humana en sus vertientes más cutres y bizarras. Así surgen películas como la saga "Violent shit", "Garden of love", las "Necromantik", "The Burning moon", "Das komabrutalle duell" o ésta que nos ocupa.

Se puede decir que Premutos es una de las cintas de este tipo con más medios. Lo cual, tampoco quiere decir mucho. Se intenta incluso representar pasajes de época, pero la ambientación y el vestuario están muy poco conseguidos y la dirección de producción brilla por su ausencia, lógicamente. Son un bluff. Otro problema es que el número de actores-amigos es tan bajo, que algunos de ellos tienen que morir demasiadas veces ante nuestros ojos. En definitiva, que la cutrez y la escasez de medios es algo inherente a la película...Las interpretaciones es mejor no hablar de ellas. En un cine donde el ser humano es carne de cañón, no se puede hablar de "actores", ni de "personajes".

Sin embargo, tiene detalles "técnicos" de cierto mérito y efectos bastante bien conseguidos. Los efectos, se entiende, son todos los destripamientos, destrozos de cabezas, amputaciones y vejaciones varias que se nos puedan ocurrir. Pero vamos, que eso se monta con el Adobe After effects. Aparte de la "gracia" de ver esto, la cinta no ofrece nada más y posee unas enormes carencias narrativas que la hacen caer en el tedio absoluto, hasta que del modo más idiota llega de nuevo la acción.

Con lo cual lo que nos ofrece la película está claro: lo mismo que un slasher tradicional, pero a lo bestia. Habrá gente que pronuncie la palabra "degeneración", sin duda. Amigos, esto no es Hostel, ni La matanza de Texas. Si alguien imagina que es por ahí por donde van los tiros, y ya le está dando asco, que ni se acerque a este subproducto.
La película y el microgénero en conjunto se ha hecho un hueco en los rincones más frikis y oscuros.